Entre el hartazgo, el experimento libertario y la reconstrucción del sistema político
Las elecciones legislativas de 2025 no serán una simple renovación parlamentaria: serán el primer gran referéndum social sobre el experimento libertario de Javier Milei, y el banco de pruebas para saber si el sistema político argentino es capaz de reinventarse o si quedará atrapado en una espiral de fragmentación sin retorno.
Tras la disrupción electoral de 2023, que quebró el bipartidismo imperfecto, este nuevo ciclo no plantea una simple alternancia, sino una disputa de fondo: ¿sobrevivirá la democracia representativa tal como la conocemos? ¿O se consolidará una nueva hegemonía tecnocrática, verticalista y sin mediaciones?
La Boleta Única, el fin de las PASO y la descomposición de los partidos
Por primera vez, se utilizará la Boleta Única de Papel (BUP) a nivel nacional. A simple vista, un avance en términos de transparencia. Pero en combinación con la eliminación de las PASO, el resultado es un escenario inédito: los partidos deben seleccionar candidatos sin el mecanismo institucionalizado de competencia abierta. Esto favorece el cierre de listas a dedo, la discrecionalidad y la concentración en aparatos territoriales.
Así, lejos de fortalecer la participación, el nuevo esquema puede consagrar el debilitamiento de la democracia partidaria, en un país donde los partidos ya venían en retroceso.
La Libertad Avanza: ¿consolidación o punto de inflexión?
El oficialismo libertario llega a esta elección con una combinación compleja: un programa de ajuste que estabilizó algunas variables macroeconómicas —inflación mensual en descenso, superávit fiscal—, pero a un costo social altísimo: caída del consumo, recesión, aumento del desempleo y una pobreza que ronda el 50%.
La pregunta es si el capital simbólico que Milei aún conserva alcanza para traducirse en votos. Las elecciones de medio término siempre fueron difíciles para los oficialismos, pero Milei apuesta a algo distinto: a plebiscitar su proyecto, a profundizarlo.
En ese contexto, los triunfos en distritos clave, como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde La Libertad Avanza desplazó al PRO, muestran que la fuerza libertaria sigue en crecimiento, pero también que empieza a asumir responsabilidades propias. Ya no puede acusar al “casta” de todo: ahora es gobierno, y empieza a tener su propia deuda.
El peronismo: en busca de su alma
En el otro extremo, el peronismo atraviesa su momento más incierto en décadas. Sin conducción clara, sin una estrategia de país y dividido entre gobernadores, intendentes, sindicalistas y núcleos duros kirchneristas, el movimiento más influyente del siglo XX argentino enfrenta un desafío existencial: redescubrir su sentido.
Cristina Fernández de Kirchner, figura central durante 20 años, reconoció que el lema del “Estado presente” ya no alcanza, y propuso un “Estado eficiente”. El problema es que, más allá del giro discursivo, el peronismo no logra construir una agenda unificada ni un liderazgo superador. ¿Es Axel Kicillof? ¿Es Grabois? ¿Es el sindicalismo?
El 2025 será el primer examen de esa reconstrucción. Y quizás también el último, si no se encuentran respuestas.
Juntos por el Cambio: implosión y diáspora
La alianza opositora que alguna vez disputó el poder al kirchnerismo hoy es una constelación dispersa. El PRO, sin Macri en el centro de la escena y tras ser fagocitado por Milei, quedó reducido a una fuerza de segundo orden. La UCR resiste con cierta dignidad institucional y presencia territorial, pero sin un liderazgo nacional claro.
Las elecciones podrían confirmar la disolución definitiva del experimento “Cambiemos”, nacido en 2015, o su mutación en nuevas formas de representación de centroderecha, aliadas o no al mileísmo.
Santa Cruz: entre la reconstrucción productiva y el vaciamiento del peronismo
Santa Cruz es una de las provincias donde más nítidamente se expresa el proceso de reconfiguración política.
Por un lado, el gobierno de Claudio Vidal ha iniciado un ambicioso plan de reconstrucción productiva, energética y educativa. Frente a la retirada de YPF y el desmantelamiento de la inversión pública por parte de Nación, la provincia apuesta a recuperar su soberanía económica a través de nuevas inversiones, defensa del empleo, desarrollo de infraestructura escolar y expansión de energías alternativas.
En ese marco, el partido provincial SER, liderado por Vidal, sigue creciendo, sumando referentes locales en todas las regiones de la provincia, y consolidándose como una fuerza de poder con anclaje territorial, autonomía política y proyección federal. La figura del Gobernador ha logrado amalgamar apoyo sindical, respaldo popular y capacidad de gestión en un contexto adverso.
Del otro lado, el peronismo tradicional atraviesa una crisis estructural. Con una conducción provincial debilitada, un aparato que ya no moviliza como antes, y una creciente fragmentación interna, enfrenta una elección clave con poco orden y escasa mística. El kirchnerismo, que durante años dominó la escena política santacruceña, hoy se encuentra en franca retirada: sin figuras de peso, sin capacidad de disputar el centro de la escena y sin discurso para este nuevo tiempo.
La UCR, en tanto, ha convocado internas para el 13 de julio, en una muestra de apertura democrática que busca responder al reclamo de sus bases y disputar espacios ante el avance de SER.
En definitiva, Santa Cruz se encamina a una elección donde no solo se elegirán bancas: se debatirá el rumbo de la provincia. Y, quizás, se consolide un nuevo modelo productivo y político que recupere las banderas del trabajo, la educación y la autonomía frente al centralismo del ajuste.
Tres escenarios posibles
1. Consolidación libertaria: La Libertad Avanza mejora su representación, profundiza su agenda de reformas y avanza hacia una nueva hegemonía autoritaria-liberal.
2. Empate inestable: Nadie gana claramente. Milei no logra mayoría. La oposición tampoco reconstruye poder. El Congreso se convierte en un campo de batalla permanente.
3. Rebrote opositor: El peronismo y sectores provinciales logran capitalizar el desgaste libertario. Se abre un ciclo de resistencia democrática y reconstrucción del pacto social.
LO QUE ESTÁ EN JUEGO:
Las elecciones de 2025 no son una etapa más del calendario institucional. Son el punto crítico donde la Argentina deberá decidir si renueva su contrato democrático, o si se entrega a una política sin puentes, sin partidos, sin comunidad.
La política está frente a su espejo. Y el pueblo, con su voto, dirá si ese reflejo merece continuidad o ruptura.