En su primera gran misa como pontífice, el Papa León XIV defendió el matrimonio entre hombre y mujer como pilar de la sociedad y criticó el aborto, marcando un regreso a posturas más conservadoras tras el papado de Francisco.
En una homilía pronunciada ante más de 60.000 fieles en la Plaza de San Pedro, durante el Jubileo de las Familias, el Papa León XIV reafirmó la postura tradicional de la Iglesia Católica sobre el matrimonio y la familia. Citó la encíclica Humanae Vitae (1968), destacando que “el matrimonio no es un ideal, sino el modelo del verdadero amor entre el hombre y la mujer: amor total, fiel y fecundo”.
El pontífice subrayó que los “matrimonios santos” son esenciales para contrarrestar las fuerzas que destruyen relaciones y sociedades. Recordó ejemplos de santidad conyugal, como los padres de Santa Teresa del Niño Jesús, Luis y Celia Martin, y la familia Ulma, asesinada por proteger a judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Además, León XIV criticó a quienes invocan la libertad para justificar el aborto, señalando que “a veces esta humanidad se ve traicionada” cuando la libertad se utiliza “no para dar vida, sino para quitarla”.
Estas declaraciones marcan un giro hacia posturas más conservadoras en comparación con el enfoque más inclusivo del Papa Francisco, quien permitió bendiciones no litúrgicas para parejas del mismo sexo sin modificar la doctrina sobre el matrimonio.
Con este mensaje, León XIV establece una línea clara respecto a la doctrina tradicional de la Iglesia, enfatizando la importancia del matrimonio entre hombre y mujer como fundamento del futuro de los pueblos.