El exsecretario de Obras Públicas viajó de madrugada desde Santa Cruz para cumplir una orden judicial tras confirmarse su condena por corrupción
En la madrugada del lunes 16 de junio de 2025, José López, exsecretario de Obras Públicas durante la gestión kirchnerista, abordó un vuelo de Aerolíneas Argentinas en Río Gallegos rumbo a la Ciudad de Buenos Aires. El motivo: presentarse esta semana en los tribunales de Comodoro Py, de acuerdo con una orden judicial emitida luego de que la Corte Suprema declarara firme su condena de seis años por administración fraudulenta en la causa Vialidad.
El entorno del detenido indicó que López eligió el primer vuelo disponible, antes de la 1 a. m., posiblemente para evitar el contacto con la prensa o mayores repercusiones mediáticas. Viajó solo, sin equipaje de mano, y con vestimenta oscura —campera, pantalón, zapatillas— salpicada por un buzo celeste, del cual pendían sus lentes de lectura.
Al ser abordado por periodistas en la sala de preembarque, López limitó su respuesta a una sonrisa evasiva y un escueto saludo: “¿Cómo le va?”. Cuando se le preguntó si asistiría “mañana o el miércoles” al tribunal, apenas asintió con la cabeza, sin agregar más detalles.
La recepción fue discreta: pocos notaron su presencia en la sala de embarque, y menos aún el resto de los pasajeros, que lo vieron concentrado en el celular y mascando chicle, a las 1:32 a. m., ya en la fila Zona 3.
El operativo judicial surge tras la confirmación reciente de su condena en la causa Vialidad, junto a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, Lázaro Báez, Nelson Periotti, entre otros . A raíz de esta resolución, el Tribunal Oral Federal N°2 fijó un plazo de cinco días hábiles para que los condenados se presenten en Comodoro Py, donde deberá concretarse su detención.
De antecedentes oscuros, López ya era recordado en 2016 por el episodio del convento en General Rodríguez, cuando fue descubierto intentando esconder bolsos con casi nueve millones de dólares. Ese hecho lo convirtió en un símbolo de la corrupción K; luego, en 2018, actuó como arrepentido en la causa Cuadernos, señalando directamente a Cristina Kirchner.
Tras su excarcelación en abril de 2021 por enriquecimiento ilícito, pagó una fianza de 85 millones de pesos y se mantuvo alejado, en un bajo perfil, en su residencia en Río Gallegos.
El regreso a Buenos Aires y la orden de presentación en Comodoro Py marcan un nuevo capítulo en el prolongado camino judicial de López, que previsiblemente culminará nuevamente tras las rejas, una vez que se haga efectiva su detención en los tribunales porteños.
Reflexión sobre el caso Vialidad
La confirmación de la condena contra José López y otros exfuncionarios del kirchnerismo por parte de la Corte representa un hito en la lucha contra la corrupción institucional. Su retorno silencioso, en un vuelo de madrugada, contrasta con la notoriedad de sus causas y acentúa el desgaste que provoca en la opinión pública la impunidad.
La justicia avanza, aunque no sin contratiempos: las excarcelaciones y planteos de arresto domiciliario por salud o colaboración judicial generan una sensación de trato diferencial que erosiona la confianza ciudadana. La forma en que el tribunal resolverá estos recursos —y las garantías de un debido proceso que deben preservarse— serán fundamentales para restituir credibilidad al sistema.
El episodio subraya, a su vez, la necesidad de definir con claridad qué implica justicia efectiva en casos de corrupción. ¿Es suficiente la condena simbólica, o se necesita el cumplimiento íntegro de la pena para restablecer el equilibrio institucional? La respuesta repercutirá en el futuro de los procesos por corrupción y en la percepción ciudadana sobre su eficacia.
En definitiva, cada paso en este proceso judicial –desde la confirmación de la pena hasta la detención– es una oportunidad para fortalecer el principio de igualdad ante la ley. Y, si se cumple como corresponde, servirá de base para que el Estado recupere parte de su legitimidad frente a la sociedad.
