Sol Kamú brilló por su ausencia en una sesión clave del Concejo Deliberante. Mientras sus votantes esperaban compromiso, ella eligió hacer las valijas. Ni su espacio político se salva de la decepción: también le falló a su militancia.
Sara Delgado, una vez más, jugó al desgaste con la Justicia. En pleno proceso legal iniciado por ella misma, decidió no presentarse. ¿Lo peor? Su faltazo fue respaldado por tres jueces. Sí, leyeron bien: tres.
¿Hasta cuándo vamos a naturalizar que funcionarios y referentes se borren cuando más se los necesita? ¿Qué más tiene que pasar para que les exijamos responsabilidad real?