Thomas Octavio tenía 17 años y soñaba con cerrar su etapa escolar con el clásico viaje a Bariloche. Sin embargo, ese sueño terminó en tragedia: el joven falleció tras una grave desatención médica durante su estadía, y hoy la Justicia de Río Negro imputó a cuatro personas por su muerte.
Según la investigación, Thomas comenzó a sentirse mal el 19 de octubre de 2022. Presentaba fiebre, vómitos y un cuadro infeccioso que se agravó con el paso de los días. Sin embargo, durante cinco jornadas solo fue atendido en la enfermería del hotel Club House, sin ser trasladado a ningún centro médico, a pesar de su evidente deterioro.
Entre los acusados está una médica, Ana Clara Carlín, y un hombre identificado como Néstor Ocampo, quien habría ejercido como médico sin habilitación profesional. También fueron imputados los coordinadores de la empresa de turismo, Santiago Castaño y Diego Cañete. La acusación es por negligencia y omisión del deber de cuidado.
Lo más alarmante es que, a pesar de su estado, Thomas fue subido a un micro de regreso a Buenos Aires, sin acompañamiento profesional. Viajó durante 21 horas, con síntomas severos, solo con sus compañeros. Al llegar a Valentín Alsina, fue atendido en una sala de salud donde, según la pericia judicial, se subestimó su cuadro. Más tarde, ya en estado crítico, fue trasladado al Sanatorio Santa Bárbara, donde falleció por una falla multiorgánica provocada por una infección.
La fiscalía fue categórica: la muerte era evitable. Si hubiera recibido atención médica a tiempo, Thomas podría estar vivo.
Este caso no solo pone en evidencia una cadena de errores humanos, sino también una grave falla estructural: ¿quién controla la salud en los viajes de egresados? ¿Quién habilita a quienes se presentan como médicos? ¿Cuáles son los protocolos reales ante una emergencia?
Miles de jóvenes viajan cada año a destinos turísticos con la ilusión de cerrar una etapa. El caso de Thomas debe ser un punto de inflexión. Porque ningún padre debería recibir el llamado que los padres de Thomas recibieron. Y ningún adolescente debería volver en una valija.