El tipo de cambio minorista subió $10 en una jornada y alcanzó un nuevo máximo desde el fin del cepo. El Gobierno responde con más deuda, tasas más altas y venta de futuros para contener la presión cambiaria.
El dólar oficial minorista cerró este jueves en $1.300 en el Banco Nación, tras registrar una suba de $10 en apenas 24 horas. Es el valor más alto desde que se levantó el cepo cambiario, y marca un punto de inflexión para el equipo económico, que redobla sus esfuerzos para evitar un desborde en el tipo de cambio.
Desde fines de junio, el tipo de cambio oficial acumula una suba superior al 12 %, en un contexto de creciente presión inflacionaria y tensiones políticas que afectan la estrategia del ministro de Economía, Luis Caputo. Para contener el avance del dólar, el Gobierno viene aplicando una batería de medidas: en lo que va de julio ya emitió deuda por más de 4,7 billones de pesos, subió las tasas de instrumentos en pesos y reforzó la intervención del Banco Central en el mercado de futuros.
Las tasas de los instrumentos en pesos —como LECAPs y pases pasivos— se ubican actualmente entre el 35,5 % y el 39,3 % nominal anual. En paralelo, el Banco Central vendió contratos de dólar futuro por un total cercano a los US$ 2.700 millones, con el objetivo de anclar las expectativas de devaluación.
Pese a estos esfuerzos, el mercado no da tregua. Los bonos soberanos retrocedieron entre 1 % y 2 %, el índice S&P Merval mostró caídas generalizadas y el riesgo país volvió a rozar los 750 puntos básicos. La cautela domina entre los inversores, que esperan definiciones del Gobierno sobre cómo seguirá el plan de estabilización en medio del ruido político.
El dato de inflación de junio, que fue de 1,6 % mensual según el INDEC, fue celebrado por la Casa Rosada. Sin embargo, economistas advierten que la reciente suba del dólar puede golpear los precios de julio. Las consultoras privadas estiman que la inflación del mes se ubicaría entre 1,8 % y 1,9 %, impulsada por aumentos en alimentos, bebidas y combustibles.
El impacto del tipo de cambio ya se percibe en las góndolas: según datos de alta frecuencia, más del 50 % del aumento de precios en la primera quincena de julio se concentró en panificados y productos cárnicos. El traslado a precios (“pass-through”) podría intensificarse si no se estabiliza el dólar en los próximos días.
En paralelo, el Gobierno enfrenta tensiones en el Congreso por proyectos que comprometen el ajuste fiscal, como el aumento de jubilaciones y los fondos a las provincias. La Casa Rosada busca evitar que el frente político socave su objetivo de déficit cero, clave para mantener el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, cuya próxima revisión está prevista para agosto.
El dólar paralelo, por su parte, se mantuvo estable en torno a los $1.310, aunque operadores señalan que la brecha con el oficial podría volver a ampliarse si no se logra contener la demanda en el segmento formal.
Mientras tanto, el Ministerio de Economía continuará realizando licitaciones “fuera de cronograma” para absorber pesos y quitar presión sobre el mercado cambiario. Todo indica que el Gobierno se aferra a una estrategia de corto plazo para evitar un salto brusco del dólar, pero los analistas advierten que, sin señales claras de reactivación y sin respaldo político sólido, el margen de maniobra se reduce.
Con el tipo de cambio oficial tocando los $1.300 y una inflación que podría volver a repuntar, el desafío central para el Ejecutivo es sostener la estabilidad sin resignar el rumbo del ajuste. Las próximas semanas serán clave para saber si la economía logra contener la volatilidad o si se avecina una nueva crisis de confianza.