Lo que al principio parecía una tragedia vial terminó siendo un crimen. Bruno Castro, un hombre de 30 años, fue hallado sin vida dentro de su camioneta tras impactar contra un guardarraíl en Gobernador Gregores. Sin embargo, cuatro días después, la autopsia reveló un dato escalofriante: la víctima tenía un disparo en el parietal izquierdo de la cabeza.
El caso dio un giro radical. En un primer momento se barajó la hipótesis de un suicidio, pero fue rápidamente descartada por la jueza Anahí Mardones, ya que Castro tenía una discapacidad física debido a la amputación de uno de sus brazos, lo que hacía inviable esa posibilidad. A partir de entonces, se comenzó a investigar un homicidio.
Gracias a registros fílmicos de la zona del accidente, se logró identificar un vehículo sospechoso. En tan solo 36 horas, la Policía de Santa Cruz logró esclarecer el hecho: detuvieron a un hombre, miembro activo del cuerpo de Bomberos de Gobernador Gregores, quien sería el autor material del disparo.
La detención se concretó tras seis allanamientos ordenados por el Juzgado de Instrucción Penal y Juvenil de Puerto San Julián, realizados entre la tarde del miércoles y la madrugada del jueves. En el procedimiento también se secuestró un arma reglamentaria, que sería la utilizada en el hecho.
Los operativos fueron encabezados por el propio ministro de Seguridad, Pedro Prodromos, junto al director general de la DDI y otras autoridades policiales provinciales.
Desde el Gobierno destacaron el compromiso de la Policía de Santa Cruz, que en tiempo récord logró esclarecer un homicidio que había sido camuflado por las circunstancias de un accidente vial. Ahora será la Justicia de San Julián la encargada de determinar con precisión cómo y en qué contexto Bruno Castro recibió el disparo que le provocó la muerte.
