Lo invitaron para hablar de su amiga, la boxeadora Alejandra “Locomotora” Oliveras. Pero lo que terminó diciendo Jorge “Roña” Castro fue mucho más potente que cualquier análisis político. Con una sola frase, sin eufemismos ni especulaciones, dejó al panel en silencio… y al Gobierno de Milei contra las cuerdas.
“Donde antes iban a comer 2.000 personas, hoy van 6.400. Van los viejitos… Una cosa es contarlo y otra es verlo. Es durísimo”.
Así, el ex campeón mundial expuso en televisión una verdad incómoda: la crisis social se agrava día a día, y los comedores populares se ven desbordados.
No hablaba un dirigente ni un opinador de escritorio. Hablaba un tipo que está todos los días en el barro. Desde su gimnasio en Temperley, donde durante la pandemia montó el primer comedor, Roña Castro coordina hoy 14 comedores y 9 merenderos que alimentan a miles de familias, niños y jubilados. Lo hace con ayuda de empresas, proveedores y vecinos que entienden lo que el Estado parece no ver.
“Hay mercadería vencida en galpones mientras la gente pasa hambre”, denunció en otras entrevistas. También relató que muchas personas que hoy acuden a los comedores antes no necesitaban ayuda. “No es que no tienen trabajo, es que trabajando no llegan a fin de mes”.
El Roña no milita, no busca cargos. Su única consigna es que nadie vuelva a pasar el hambre que él mismo sufrió de chico. Por eso lo que dijo duele. Porque es real. Porque no hay relato que tape esa verdad.
En noviembre de 2024, incluso fue víctima de un robo: le destrozaron el auto y le robaron la mercadería que iba a repartir en los barrios. Aun así, no frenó. Siguió. Porque —como dijo— “esto no se trata de política, se trata de humanidad”.
La escena fue clara: un estudio lleno de voces que opinan quedó en silencio ante una sola voz que vivió y vive la necesidad en carne propia.
Roña Castro no tiró un golpe… pero noqueó con la verdad.
Y dejó a más de uno contra las cuerdas.
