El CEO Horacio Marín anticipó una baja en la actividad de perforación, mientras empresas como ExxonMobil, TotalEnergies y Equinor reordenan o abandonan su participación en la cuenca neuquina
El presidente ejecutivo de YPF, Horacio Marín, confirmó que la actividad de perforación en Vaca Muerta podría registrar una desaceleración durante el segundo semestre del año, como consecuencia de factores combinados: la baja en los precios internacionales del crudo, las restricciones de financiamiento a escala global y el reordenamiento de inversiones por parte de grandes operadoras internacionales.
Según precisó, la reducción alcanzaría entre cinco y seis plataformas activas —de un total de 38 a fines de julio—, lo que representa una merma del 16 por ciento en la flota de perforación de shale oil. No obstante, Marín sostuvo que se trata de un ajuste transitorio y reafirmó que “Vaca Muerta sigue siendo el eje estratégico del desarrollo energético del país”.
La advertencia coincide con un contexto más amplio: la salida o retracción de varios actores internacionales clave. ExxonMobil, TotalEnergies y Equinor han iniciado procesos de venta o desinversión parcial de activos en la cuenca neuquina. En paralelo, empresas argentinas como Vista Energy, Pampa Energía y la propia YPF están avanzando en una fase de consolidación local, adquiriendo bloques y reforzando su presencia en el terreno.
Cambios en el mapa empresarial
Durante 2024, ExxonMobil concretó la venta de todos sus activos no convencionales en Argentina por un monto cercano a los 2.000 millones de dólares. La operación incluyó bloques de Vaca Muerta y fue adquirida por un consorcio encabezado por Pluspetrol y YPF. La compañía norteamericana redirigió su foco hacia proyectos offshore en Guyana y otras regiones.
Más recientemente, TotalEnergies cerró la transferencia de su participación del 45 por ciento en los bloques La Escalonada y Rincón La Ceniza, también ubicados en la formación neuquina. La compradora fue YPF, que pagó cerca de 500 millones de dólares y asumió el control operativo. Si bien Total mantiene presencia en otros yacimientos argentinos, la operación fue interpretada como parte de un repliegue estratégico.
En tanto, Equinor —la petrolera estatal noruega— evalúa su salida de los bloques que opera junto a YPF y Shell, como Bandurria Sur y Bajo del Palo Oeste. La firma escandinava mantendría, al menos por ahora, sus desarrollos offshore.
Un modelo más nacional y diversificado
Frente a este panorama, las compañías de origen argentino refuerzan su protagonismo en la cuenca. Vista Energy, fundada por Miguel Galuccio, ex CEO de YPF, se consolidó como la segunda mayor productora privada de petróleo no convencional del país. Pampa Energía, por su parte, incrementó su participación hasta alcanzar el 4 por ciento del área total y avanza en nuevos desarrollos propios.
Desde YPF, la estrategia apunta a consolidar posiciones mediante la adquisición de bloques y el avance en infraestructura clave, como el nuevo oleoducto VMOS, que unirá Vaca Muerta con la terminal de exportación en Punta Colorada. Este proyecto, con participación de YPF, Pan American Energy, Shell, Chevron, Vista y Pampa, representa una inversión estimada en 3.000 millones de dólares y está previsto para entrar en funcionamiento en 2027.
Perspectivas y desafíos
Pese a la desaceleración coyuntural, YPF proyecta para 2025 una inversión de entre 5.000 y 5.200 millones de dólares, de los cuales el 66 por ciento estará destinado al desarrollo no convencional. Para 2030, esa proporción escalaría al 88 por ciento, consolidando el giro estratégico hacia Vaca Muerta como núcleo de producción y exportación de crudo y gas.
La salida de socios globales, lejos de anticipar un declive, parece señalar un cambio estructural en el perfil operativo de la cuenca. Menos presencia multinacional, más protagonismo local y un énfasis creciente en gas natural, licuefacción y exportaciones hacia Asia y Europa marcan el rumbo de la próxima década.
En palabras del propio Marín: “Vaca Muerta puede ser rentable aún con un barril a 45 dólares. No se trata de frenar el desarrollo, sino de adaptarlo a un nuevo equilibrio”.