Cumbre cargada de simbolismos diplomáticos que no logró frenar la guerra en Ucrania.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su par ruso, Vladimir Putin, protagonizaron una cumbre altamente esperada en la base conjunta Elmendorf-Richardson de Alaska. Pese al despliegue ceremonial y las declaraciones auspiciosas, la reunión concluyó sin acuerdos concretos, especialmente en lo referido a un alto el fuego en Ucrania.
El encuentro se extendió por casi tres horas. Incluyó una bienvenida con alfombra roja, escolta aérea militar y hasta un paseo en la limusina presidencial estadounidense “The Beast”. Aunque Trump destacó la “relación fantástica” con Putin y calificó la reunión como “muy productiva”, ninguno de los dos mandatarios respondió preguntas de la prensa al retirarse.
Trump aseguró que hubo “ciertos avances” en la discusión, incluso mencionando propuestas sobre intercambios territoriales y garantías de seguridad. Sin embargo, advirtió que cualquier acuerdo dependerá del consentimiento ucraniano. Putin, por su parte, habló de avances diplomáticos pero sin comprometerse a un cese inmediato de hostilidades.
Repercusiones
Observadores internacionales coincidieron en que Putin obtuvo una ventaja simbólica, al presentarse firme y recuperar protagonismo en la arena diplomática. En Washington, legisladores republicanos celebraron la postura de Trump y algunos insinuaron una futura nominación al Premio Nobel de la Paz, mientras que demócratas criticaron la cercanía con un líder acusado de crímenes de guerra.
En Kyiv, las autoridades reaccionaron con cautela. Temen que Moscú busque ganar tiempo mientras refuerza posiciones en el frente, en un conflicto que ya dejó miles de víctimas y desplazados en el mayor escenario bélico europeo desde 1945.
Lo que viene
Trump anunció que en los próximos días mantendrá conversaciones con el presidente ucraniano Volodímir Zelenskiy y con líderes europeos para intentar encauzar un diálogo más amplio. También deslizó la posibilidad de una nueva cumbre, incluso en Moscú, aunque los detalles todavía no están definidos.
Conclusión
La cumbre de Alaska fue una puesta en escena de alto valor simbólico, donde Trump buscó presentarse como mediador de paz y Putin consolidó su retorno a la diplomacia mundial. Sin avances concretos sobre el terreno, la guerra en Ucrania sigue sin perspectivas inmediatas de resolución.