El lanzamiento del sacerdote Juan Carlos “cura” Molina como candidato a diputado nacional por el kirchnerismo generó profundo malestar en la Iglesia santacruceña. Tras su discurso político, el Obispado de Río Gallegos emitió un comunicado en el que se diferenció de manera categórica de sus declaraciones y de su decisión de competir en elecciones.
“El Obispado informa que la candidatura del Pbro. Juan Carlos Molina responde exclusivamente a una decisión personal”, señala el texto, aclarando que en ningún caso expresa “la voluntad ni el parecer de la Iglesia diocesana”.
En el seno de la institución se interpreta este pronunciamiento como un mensaje de distanciamiento y desaprobación hacia Molina, quien además fue inhabilitado para ejercer su ministerio presbiteral en forma pública o privada durante el período de campaña y en caso de resultar electo.
Con esta definición, la Iglesia de Santa Cruz marcó límites claros: las opiniones, declaraciones y compromisos políticos del sacerdote no representan a la institución, que busca mantener su neutralidad y evitar quedar involucrada en la disputa electoral.