El candidato volvió a provocar al publicar en la red X un mensaje sarcástico contra un decreto del obispo. La ironía fue leída como burla hacia la Iglesia y desató un vendaval de críticas.
Mientras sus seguidores festejaron la jugada como un gesto “irreverente”, referentes religiosos y políticos lo acusaron de faltar el respeto a la fe de miles de fieles. Fiel a su estilo, Molina eligió la confrontación directa: ganar protagonismo aun a costa de chocar de frente con la Iglesia.
Lejos de rectificarse, mantiene su postura en redes y alimenta la polémica que ya se convirtió en uno de los ejes más calientes de la campaña.