14 septiembre, 2025 7:33 pm

ESCÁNDALO EN LA AMERICUP: GOLPES, POLÉMICA Y UNA VICTORIA AJUSTADÍSIMA PARA LA REPÚBLICA DOMINICANA

Una derrota ajustada (84-83) ante los caribeños terminó con empujones y golpes entre jugadores; la FIBA ya evalúa sanciones, mientras tanto Argentina debe recomponerse para clasificarse a cuartos

El domingo de AmeriCup en Managua, en el Polideportivo Alexis Argüello, dejó un capítulo inesperado y bochornoso para el básquet argentino. La selección nacional cayó 84-83 en tiempo suplementario frente a la República Dominicana en un duelo cargado de dramatismo y tensión, y lo que debía ser apenas una derrota ajustada en el marco de la segunda fecha del Grupo C se transformó en un escándalo internacional cuando, al retirarse los equipos rumbo a los vestuarios, se produjo una trifulca generalizada entre jugadores de ambos conjuntos que incluyó empujones, manotazos y golpes, con Gonzalo Bressan recibiendo cortes en el rostro y varios protagonistas retenidos por el personal de seguridad. Las imágenes recorrieron de inmediato las redes sociales y pusieron a la FIBA en alerta: ya se analizan sanciones disciplinarias para quienes participaron del incidente, que podrían incluir suspensiones y afectar directamente la conformación de los planteles en la próxima fase.

El partido había comenzado con el dominio de Argentina, que en el primer cuarto impuso su ritmo defensivo y mostró fluidez en ataque gracias al control de Gonzalo Corbalán en la conducción y al poderío interior de Francisco Caffaro. El parcial inicial se cerró con ventaja 19-13, y el segundo período mantuvo la tendencia aunque con un repunte dominicano. El entretiempo encontró a la Albiceleste arriba 36-33, con la sensación de que el partido podía complicarse en cualquier momento. El tercer cuarto ratificó esa impresión: los dominicanos, liderados por Jean Montero y David Jones, comenzaron a encontrar huecos en la defensa argentina y emparejaron el marcador en un trámite cada vez más físico, con protestas permanentes hacia el arbitraje. En el cierre del tiempo reglamentario, José Vildoza encestó un triple que parecía sellar el triunfo albiceleste, pero la República Dominicana respondió y el partido finalizó igualado en 75, obligando a un suplementario de infarto.

En la prórroga, la República Dominicana mostró mayor claridad y concentración. Aprovechó errores argentinos, pérdidas innecesarias y rebotes ofensivos mal controlados, y terminó imponiéndose por la mínima: 84-83. La celebración caribeña, efusiva, rápidamente derivó en empujones y enfrentamientos. En ese contexto, David Jones, figura del partido con 20 puntos, fue señalado como uno de los más activos en la pelea. El entrenador argentino Pablo Prigioni intentó calmar los ánimos, pero el caos ya estaba instalado. La escena empañó un espectáculo deportivo de alto nivel y disparó un debate en torno a los límites de la tensión competitiva en certámenes internacionales.

En conferencia de prensa, Prigioni se mostró orgulloso del rendimiento de sus jugadores, aunque no ocultó su malestar por el desenlace. “Los chicos jugaron un partido extraordinario, no merecían el final que tuvo”, declaró. También señaló que hubo problemas en los rebotes y decisiones arbitrales que influyeron en el resultado. “Lo del final es consecuencia de permitir ciertas cosas, creo que todos debemos hacer una autocrítica”, agregó. El análisis estadístico dejó figuras destacadas en ambos equipos: en Argentina, Corbalán brilló con 20 puntos y 7 asistencias, Vildoza sumó 16 puntos y 10 asistencias, y Caffaro aportó 12 unidades sólidas en la pintura. En República Dominicana, además de Jones, Andrés Feliz fue determinante con 14 puntos y 11 asistencias, liderando un ataque equilibrado que terminó marcando la diferencia.

Más allá de lo deportivo, el episodio preocupa por sus repercusiones institucionales. La AmeriCup es un torneo de prestigio en el continente y estas escenas manchan la imagen tanto de los equipos como del certamen mismo. La FIBA podría actuar con severidad, aplicando suspensiones que modificarían el armado de las selecciones en los próximos partidos. Para Argentina, la derrota deja un récord de una victoria y una caída en el grupo, lo que convierte al próximo partido ante Colombia en un duelo clave para acceder a cuartos de final. Más allá del esquema táctico, el gran desafío para Prigioni será recomponer el ánimo y la disciplina del grupo luego de un golpe emocional tan fuerte.

El impacto en redes sociales fue inmediato: las imágenes de los manotazos y empujones se viralizaron y despertaron críticas de especialistas, periodistas y exjugadores, quienes coincidieron en señalar la importancia de reforzar las normas de fair play y de contención emocional en torneos de esta magnitud. Muchos recordaron que la Argentina llegaba a esta AmeriCup en plena etapa de renovación, tras el título obtenido en 2022 con Gabriel Deck como figura, y que la base joven del equipo debía enfocarse en sumar experiencia internacional más que en entrar en provocaciones. En paralelo, la República Dominicana, con 14 participaciones históricas y un bronce en 2011 como mejor resultado, intenta consolidarse como potencia regional y el episodio, lejos de engrandecer su imagen, también despierta críticas por la violencia desatada en el festejo.

Lo que pudo haber sido una simple derrota ajustada, de ésas que sirven para aprender y crecer, terminó derivando en un escándalo que compromete a todos los involucrados. La AmeriCup 2025 seguirá su curso, pero la jornada en Managua quedará marcada como una mancha en el historial reciente del básquet continental. Para Argentina, el objetivo inmediato será reacomodarse, dejar atrás el mal trago y recuperar el foco competitivo, con la ilusión intacta de avanzar en el torneo. Para la FIBA, el desafío es garantizar que los próximos capítulos de la competencia estén dominados por el talento y la pasión del deporte, y no por la violencia ni la polémica.

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