Valentina Icaza y Julián Baña repetirán como representantes de Santa Cruz en los Juegos Nacionales Evita 2025.
En una jornada vibrante donde el pulso del deporte juvenil fue el gran protagonista, la provincia de Santa Cruz definió sus representantes en tiro con arco para los próximos Juegos Nacionales Evita, que tendrán lugar en Mar del Plata del 29 de septiembre al 4 de octubre. Tras una competencia provincial desarrollada en el histórico Tiro Federal Patria de Río Gallegos, los ganadores se consagraron como los llamados a llevar los colores santacruceños por segunda vez consecutiva: en la rama femenina, Valentina Icaza se impuso con una notable puntuación de 292 puntos, mientras que en masculino, Julián Baña logró 291 puntos.
La propia Secretaría de Deportes provincial informó que “Icaza y Baña volverán a representar a Santa Cruz en los Juegos Nacionales Evita, tras haberlo hecho también en 2024”. A su vez, El Diario Nuevo Día destacó que Icaza se impuso con claridad, seguida por Luna Oliva (246 puntos) y Liz González (242), mientras que en masculino el segundo lugar fue para Aluen Amaru (198 puntos).
Los Juegos Evita, creados en 1948, se han consolidado como una plataforma clave para el fomento del deporte social y formativo. Este 2025 será un año de transición histórica: mientras los nuevos Juegos Argentinos de Alto Rendimiento apuntan a atletas profesionales, los Evita se concentran en la promoción deportiva juvenil, con la participación de más de 8.000 jóvenes de todo el país. En este marco, Santa Cruz busca reafirmar su identidad deportiva y su capacidad de formación de talentos.
Más allá de los números y de la clasificación, la historia de Icaza y Baña es también la historia del esfuerzo constante, del entrenamiento silencioso y del temple que requiere un deporte que no admite distracciones. “Un hueso de concentración y un músculo de paciencia”, suele decir uno de los entrenadores locales para describir lo que significa tirar con arco en competencia. Ellos encarnan ese espíritu: precisión, serenidad y disciplina, sostenidos en la práctica diaria.
Pero el tiro con arco fue solo una de las disciplinas que vibró en la provincia en agosto. En Comandante Luis Piedrabuena se disputaron las pruebas de canotaje y triatlón; en Río Gallegos se desarrolló el básquet 3×3 y la gimnasia rítmica; en Los Antiguos, el atletismo femenino; y en Puerto Santa Cruz, el beach vóley. La Secretaría de Deportes desplegó un calendario intenso que movilizó a cientos de jóvenes en todas las localidades, generando un clima deportivo que se extendió de norte a sur.
La magnitud del evento se explica también en los números: según datos oficiales, Santa Cruz enviará 420 deportistas a Mar del Plata, con transporte, alojamiento, alimentación e indumentaria cubiertos por la provincia. La confirmación fue realizada por el propio organismo provincial, que señaló: “Todos nuestros atletas viajarán con el respaldo necesario para competir en igualdad de condiciones frente al resto del país”.
El valor de estos juegos trasciende la competencia. Representan inclusión, federalismo y encuentro. Así lo demuestra la continuidad de programas como las Escuelas Deportivas Argentinas (EDA), que hoy alcanzan a más de 30.000 jóvenes en 60 disciplinas en todo el país. En el caso del tiro con arco, fue clave para que nuevos talentos se animaran a probar un deporte que, aunque silencioso, crece con fuerza en provincias patagónicas como Chubut, Neuquén y Santa Cruz.
Para muchos, participar de los Evita es la primera gran experiencia fuera de su provincia, una oportunidad que marca sus vidas. En los gimnasios de Río Gallegos, los entrenadores insisten en la importancia de “disfrutar el viaje, más allá de los podios”, y en que cada adolescente viva el deporte como una escuela de vida. Esa visión es compartida por los propios jóvenes, que ven en Mar del Plata no solo una ciudad turística, sino un escenario de sueños colectivos.
La flecha de Icaza y la de Baña, que atravesarán el aire marplatense dentro de pocas semanas, cargan con una historia que no se mide solo en metros o en puntos: son el símbolo de una provincia que apuesta por sus jóvenes, que los acompaña, y que los reconoce como protagonistas de un futuro deportivo que todavía está escribiéndose.
Y mientras cada nombre se anota en la planilla oficial y cada disciplina suma representantes, Santa Cruz confirma lo que ya parecía evidente: que el deporte es un lenguaje común capaz de unir territorios distantes, que detrás de cada resultado hay una familia, una escuela, una comunidad. En ese sentido, los Juegos Evita vuelven a ser lo que siempre fueron desde 1948: un espacio de encuentro y de esperanza.