El proyecto de Presupuesto Nacional enviado al Congreso prevé una mejora del 5% por encima de la inflación para jubilados, así como un piso mínimo garantizado. Sin embargo, especialistas advierten que el aumento se aplica a la masa de haberes y no necesariamente comienza a regir de inmediato para todos los beneficiarios.
El gobierno de Javier Milei incluyó en su proyecto de Presupuesto para 2026 un aumento real del 5% sobre la inflación estimada para las jubilaciones y pensiones. Esa mejora busca amortiguar los efectos de la pérdida de poder adquisitivo que sufren los beneficiarios ante los elevados niveles de precios.
Además, se plantea garantizar que ningún jubilado cobre por debajo de un piso mínimo, que con los bonos de refuerzo previstos llegaría a los $406.290 mensuales para la jubilación mínima. También se espera que para enero de 2026 la jubilación mínima quede en aproximadamente $349.367,12, antes del cálculo del aumento real.
Un punto que genera dudas y críticas es que el anuncio habla de aumento en la masa de jubilaciones, lo que no asegura que cada jubilado reciba un incremento inmediato desde enero si los plazos de aplicación o los dispositivos administrativos lo retrasan. Asimismo, la actualización de los haberes seguirá ligada al sistema de movilidad previsional vigente, que ajusta con base en valores pasados de inflación.
Para quienes cobran pensiones por discapacidad también se anunció un aumento similar del 5% por encima de la inflación proyectada. Sin embargo, fuentes oficiales reconocen que podría haber una disminución en la cantidad de beneficiarios debido a auditorías realizadas por la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS).
El Presupuesto 2026 fue presentado con el argumento de bajar la inflación al 10% anual, lo que permitiría que los aumentos proyectados sean más efectivos si esa meta se cumple. Sin embargo, los críticos alertan que los anuncios podrían quedar por debajo de lo esperado si los precios siguen por encima de lo previsto o si el ritmo de inflación desacelera lentamente.