3 noviembre, 2025 5:07 am

REVERSIÓN DEL ALZHEIMER: LA CIENCIA LOGRÓ RALENTIZAR LA ENFERMEDAD Y LA LUCHA ENTRÓ EN UNA NUEVA ERA

Una reciente revisión científica revela que, por primera vez, tratamientos emergentes consiguen frenar el avance del Alzheimer y que nuevas herramientas diagnósticas prometen cambiar el paradigma del abordaje.

Una extensa revisión publicada recientemente en The Lancet planteó que la ciencia ha logrado un avance histórico: ralentizar el curso del Alzheimer, lo que supone un hito frente a décadas sin terapias que modifiquen su progresión. Según informes vinculados al tema, medicamentos como lecanemab y donanemab ya han mostrado capacidad de reducir el deterioro cognitivo entre un 25 % y un 35 %, aunque su uso sigue siendo polémico por costos, accesibilidad y efectos secundarios.

Estas terapias emergentes han adquirido relevancia precisamente porque la medicina tradicional sólo ofrecía fármacos que alivian síntomas —como los inhibidores de la colinesterasa y la memantina— sin alterar el curso de la enfermedad. Ahora, los nuevos anticuerpos monoclonales actúan sobre acumulaciones de proteínas amiloides, un mecanismo central en la fisiopatología del Alzheimer.

El uso de lecanemab (comercializado como Leqembi) en ensayos clínicos mostró que el grupo tratado progresó más lentamente que el de control, con una diferencia estadísticamente significativa después de 18 meses. Por su parte, donanemab ya ha sido aprobado por la EMA para su comercialización en Europa en fases iniciales de la enfermedad.

Más allá de los medicamentos, la revisión científica resalta la importancia de avances en diagnóstico temprano: biomarcadores de sangre que detectan proteínas relacionadas con Alzheimer permiten identificar la enfermedad incluso antes de manifestarse clínicamente. El objetivo es combinar estos diagnósticos con intervenciones farmacológicas y no farmacológicas (como estimulación cognitiva, actividad física, terapias ocupacionales) para maximizar los beneficios.

Sin embargo, los expertos advierten que estos avances no representan una cura. Aunque se ralentiza el deterioro, la enfermedad continúa progresando. Además, cuestiones como la equidad en el acceso, los costos de estos tratamientos y la gestión de sus efectos adversos constituyen desafíos pendientes.

Este cambio de etapa en la investigación del Alzheimer marca una nueva era: no una victoria definitiva, pero sí un avance real, que redefine expectativas y abre interrogantes sobre cómo los sistemas de salud podrán incorporar estas terapias innovadoras.

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