Por primera vez desde su detención, Pablo Laurta rompió el silencio y se refirió al brutal crimen de su expareja y su exsuegra, así como al homicidio del remisero que habría sido asesinado antes de la huida. La frase con la que intentó justificar lo ocurrido generó repudio y consternación.
El caso de Pablo Laurta volvió a sacudir a la opinión pública. El hombre, acusado de un doble femicidio y del asesinato de un chofer en su intento por escapar con su hijo de seis años, habló por primera vez ante la prensa y, lejos de mostrar arrepentimiento, pronunció una frase que encendió aún más la indignación social: “Todo fue por justicia”.
Laurta fue detenido en Gualeguaychú luego de una intensa búsqueda nacional que mantuvo en vilo a las fuerzas de seguridad. Según la investigación, el acusado habría planificado los crímenes con antelación: primero, la muerte de un remisero a quien habría contratado para trasladarse, y luego los femicidios de su expareja, Luna Giardina, y de su exsuegra, Mariel Zamudio. Tras los hechos, escapó junto a su hijo menor, quien finalmente fue hallado sano y salvo.
Los fiscales sostienen que no se trató de un impulso ni de un acto desesperado, sino de una serie de acciones premeditadas que demuestran una conducta fría y calculadora. En las primeras reconstrucciones, se determinó que el remisero habría sido asesinado para evitar que identificara a Laurta o diera aviso a la policía sobre su destino. El vehículo fue hallado más tarde, completamente incendiado, en una zona rural de Córdoba.
La frase que el acusado pronunció ante los medios —“todo fue por justicia”— despertó repudio y estupor. Lejos de aclarar los hechos, sus palabras reforzaron la imagen de un hombre que intenta justificar lo injustificable. Hasta el momento, no se conocen detalles sobre el sentido que quiso darle a esa expresión ni si hará uso de su derecho a declarar formalmente ante la fiscalía.
El crimen de Luna Giardina y Mariel Zamudio conmocionó a la comunidad y reavivó el debate sobre la violencia de género y la necesidad de reforzar los mecanismos de protección. Familiares, organizaciones sociales y vecinos exigieron justicia y reclamaron que el caso no quede impune, sumándose a una larga lista de femicidios que año tras año reflejan la deuda pendiente del Estado en materia de prevención y acompañamiento a las víctimas.
Mientras Laurta permanece detenido a disposición de la Justicia, el expediente avanza con pruebas clave que incluyen peritajes, cámaras de seguridad y testimonios de personas que lo vieron en los días previos a los asesinatos. Los investigadores buscan determinar con precisión la secuencia de los hechos y el grado de planificación que hubo detrás de los tres crímenes.
El país entero sigue con atención el desarrollo del caso, que combina todos los elementos de una tragedia: violencia, impunidad, desesperación y una frase final que intenta, sin éxito, torcer el sentido de lo ocurrido. En los próximos días, el acusado volverá a ser citado a declarar, mientras las familias de las víctimas esperan, esta vez, una verdadera justicia.