Caleta Olivia vive días de conmoción e incertidumbre tras el asesinato de Nahuel Franco Marcial, el joven de 18 años que perdió la vida luego de recibir un disparo en la cabeza durante un violento episodio ocurrido el fin de semana. El hecho, cargado de tensión y versiones cruzadas, dejó al descubierto una trama que combina rivalidades, persecuciones y un fuerte reclamo social por justicia.
Según surge de la investigación en curso, Tomás “Tomy” Pratt, hijo de un colaborador del sindicato petrolero, era quien conducía el automóvil Volkswagen Gol desde el cual se habría efectuado el disparo. Tras el hecho, el joven se presentó ante las autoridades y quedó detenido e incomunicado por orden del Juzgado de Instrucción N.º 1, mientras se avanza en la reconstrucción de lo ocurrido.
Las primeras pericias, sumadas a los videos y testimonios que comienzan a circular, apuntan a que Nahuel Marcial y un acompañante se desplazaban en una motocicleta, persiguiendo el vehículo en el que viajaba Pratt junto a otra persona aún no identificada. En medio de la persecución se habrían producido intercambios de amenazas y maniobras riesgosas, hasta que finalmente se efectuó el disparo fatal que impactó en la cabeza del joven.
El comisario Pablo Méndez, de la Policía de Santa Cruz, confirmó que se desplegó un amplio operativo de búsqueda para dar con el autor material del disparo, quien continúa prófugo. Los investigadores analizan cámaras de seguridad, huellas y testimonios directos, con el objetivo de determinar con precisión cómo se desencadenó el ataque y quién accionó el arma.
El crimen generó una reacción inmediata en Caleta Olivia, donde familiares, amigos y vecinos de la víctima salieron a las calles para exigir justicia. Las movilizaciones derivaron en momentos de tensión frente a sedes sindicales y dependencias públicas, mientras la ciudad intenta asimilar el impacto de un hecho que dejó al descubierto un conflicto mucho más profundo.
A medida que la causa avanza, surgen versiones enfrentadas sobre lo ocurrido, pero desde la Policía y la Justicia piden prudencia y respeto por la investigación, que busca establecer las responsabilidades sin dejar margen a la especulación ni al rumor. “Una vez que la causa esté esclarecida, deberán retractarse quienes difundieron versiones erróneas o malintencionadas”, señalaron fuentes cercanas al expediente.
El caso Marcial ya se perfila como uno de los episodios más graves y sensibles del año en Santa Cruz, no solo por la violencia del hecho, sino por las implicancias sociales y políticas que rodean la investigación. Mientras tanto, la comunidad permanece en vilo, esperando que la verdad salga a la luz y que la Justicia actúe con toda la firmeza que un crimen de esta magnitud exige.
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