Borja y Valentino, de 13 y 17 años, fueron víctimas de maltrato y manipulación según su padre. La denuncia busca que la justicia los escuchara y protegiera sus derechos.
Hace varios años, Facundo Pereztoro decidió romper el silencio y denunciar públicamente a su ex pareja, Sara Delgado, por violencia familiar y deudas alimentarias. “Mis hijos sentían que no tenían madre”, aseguró, recordando que Borja y Valentino querían que la tenencia dejara de ser compartida, porque las situaciones que vivieron con su madre los habían marcado profundamente.
El conflicto se remonta a seis años atrás, cuando un juez de Río Gallegos determinó que los menores vivieran con Pereztoro en Caleta Olivia. Desde ese momento, según relató, los chicos fueron víctimas de constantes insultos, culpas injustas y manipulación emocional por parte de Delgado. “Una vez que se mudaron conmigo comenzaron a ser sistemáticamente maltratados, se les torsionaba, se les echaba la culpa por todo y se les hacía sentir responsables de la vida de su madre. Todo esto por haber elegido lo que ellos consideraban mejor”, afirmó.
Pereztoro denunció que, debido a la posición de Delgado en el Tribunal Superior de Justicia y en un medio local, “el amiguismo y la influencia impedían que la jueza de Familia los entrevistara directamente. Los derechos de mis hijos eran vulnerados, no eran escuchados y la justicia no avanzaba”.
El padre también denunció la irresponsabilidad económica de Delgado. “Era deudora alimentaria y no cumplía con sus responsabilidades. Mis hijos me pedían que la justicia resolviera la cuota alimentaria, el régimen de comunicación y la tenencia compartida”, explicó, y agregó que la abogada de su ex pareja actuó de mala fe al no informar a los chicos sobre su citación judicial.
El impacto emocional en los menores, según Pereztoro, fue profundo. “Veían que su madre tenía gastos exorbitantes en recitales y actividades personales, mientras ellos trabajaban para cubrir sus necesidades. Les daba ayuda, pero con condiciones y exigencias. Se sentían extorsionados y desprotegidos. Mis hijos sentían que no tenían madre”, recordó.
“Sé que Sara Delgado es una figura pública, conocida por muchos, con admiradores y detractores, pero parecía que se olvidaba de que tenía hijos. Lo que pedíamos no era público, era justicia para Borja y Valentino. Queríamos que la jueza los escuchara, que se respetara su voz y que se tomaran medidas que los protegieran”, concluyó con firmeza.
La denuncia de Pereztoro evidencia un conflicto familiar largo y doloroso, y subraya la necesidad de que la justicia escuchara a los menores y garantizara su bienestar. Borja y Valentino fueron el centro de un reclamo que buscaba poner fin a años de maltrato y manipulación, exigiendo finalmente que sus derechos fueran respetados.
