El oficialismo provincial sufrió una derrota contundente. El espacio que responde al gobernador Ignacio “Nacho” Torres no consiguió representación en la Cámara de Diputados, y las dos bancas nacionales quedaron en manos de fuerzas con sello nacional.
La jornada electoral dejó a Chubut sin voz propia en el Congreso. La apuesta de Torres, centrada en consolidar un frente provincial capaz de romper la polarización, no alcanzó. Los votantes privilegiaron las estructuras nacionales, y el oficialismo quedó completamente fuera del reparto de poder.
El golpe político es fuerte: sin diputados propios, la provincia pierde capacidad de negociación, influencia en leyes clave y defensa de recursos, obras y políticas estratégicas. La estrategia de Torres, basada en proyectar su gestión y liderazgo local hacia la política nacional, no logró despegar.
El resultado también expone tensiones internas: errores de campaña, falta de estructura y un mensaje que no logró diferenciarse del ruido nacional. Mientras tanto, las fuerzas nacionales consolidaron su dominio, dejando claro que Chubut seguirá subordinada a la lógica política central.
La derrota reconfigura el tablero político local y cuestiona la proyección de Nacho Torres: sin representación en el Congreso, su margen de influencia se reduce y su capacidad de impulsar un proyecto provincial de alcance nacional queda seriamente comprometida.