La actividad económica enfrenta días decisivos mientras los mercados observan con atención los próximos movimientos oficiales.
La cotización del dólar volvió a ubicarse en el centro de la escena y generó nuevas tensiones en los sectores comerciales e industriales. Empresarios y analistas coinciden en que la falta de definiciones concretas mantiene frenado el consumo y la inversión, especialmente ante la expectativa por nuevas medidas y eventuales actualizaciones cambiarias.
En el plano productivo, distintas cámaras advirtieron que la persistencia de precios inestables y la reducción en los niveles de ventas generan un panorama complejo. Según referentes del sector, la incertidumbre condiciona la planificación y amenaza con profundizar la caída de la actividad. Muchas pymes expresaron su dificultad para sostener costos y mantener stocks sin previsión clara sobre el valor futuro de reposición.
Desde el ámbito laboral, se multiplican los reclamos frente al deterioro del salario real y la preocupación por la pérdida de fuentes de empleo. Para gran parte de los trabajadores, el poder adquisitivo se encuentra en su punto más crítico y la inflación acumulada continúa presionando sobre los ingresos, incluso después de las últimas recomposiciones paritarias.
Los economistas advierten que será imprescindible definir una estrategia capaz de estabilizar expectativas y ofrecer señales firmes de recuperación. La confianza es hoy el recurso más escaso y la atención está puesta en un eventual acuerdo que ordene el rumbo económico y permita iniciar un proceso sostenido de crecimiento.
Mientras tanto, la sociedad observa con cautela, esperando que los próximos anuncios permitan frenar la volatilidad y abrir una etapa de previsibilidad. La sensación dominante es que la economía argentina se encuentra en un punto de quiebre, donde cualquier decisión puede marcar el camino hacia la recuperación o profundizar la crisis.