El arquero coronó su carrera con una actuación épica tras años de esfuerzo, dudas y sacrificio.
Nahuel Losada vivió una noche inolvidable: se convirtió en el gran héroe de Lanús al atajar tres penales en la final de la Copa Sudamericana ante Atlético Mineiro y sellar la consagración del Granate. El festejo lo encontró emocionado, recordando un camino lleno de obstáculos, trabajos paralelos y momentos en los que estuvo a punto de dejar el fútbol.
Su historia tomó fuerza pública años atrás, cuando tras lograr el ascenso con Belgrano confesó que debió manejar un taxi para sostener a su familia mientras cursaba las inferiores en Estudiantes. “A veces quería tirar la toalla, muchas veces lo pensé, y mi viejo atrás alentándome”, recordó entonces. Fue padre joven, tuvo que reinventarse y luchar contra la incertidumbre, pero nunca abandonó.
Después de su gran paso por Belgrano, llegó a Lanús, donde encontró la oportunidad que tanto había buscado. Su actuación en la final fue consagratoria: atajó tres remates, incluido el decisivo, y celebró el primer título internacional de su carrera a los 32 años. “El esfuerzo paga. Estoy inmensamente feliz”, dijo entre lágrimas.
Losada también dejó un mensaje para quienes atraviesan momentos difíciles: “Remé mucho para estar acá. A veces nadie te da dos mangos, pero el trabajo y la vida te terminan poniendo en tu lugar”. Dedicó el título a su familia, a quienes confiaron en él y a todos los que lo acompañaron cuando el camino parecía cerrado.
Antes de llegar a esta noche histórica, el arquero pasó por All Boys, Atlanta, Deportivo Pasto y Unión de Mar del Plata, con etapas afectadas incluso por la pandemia. Su presente en Lanús es el premio a una carrera hecha de constancia, humildad y resiliencia.
De taxista a figura continental, Losada encontró su lugar en el arco del Granate y escribió uno de los capítulos más emocionantes del fútbol argentino reciente.