El club invirtió millones en refuerzos, pero cerró otro año sin títulos ni respuestas futbolísticas.
El 2025 terminó siendo un golpe durísimo para River. Tras la eliminación en octavos del Torneo Clausura, se confirmó un año sin consagraciones y con una inversión que ya supera los 63 millones de euros desde el regreso de Marcelo Gallardo. Una cifra enorme que contrasta con un rendimiento que nunca logró despegar.
El Muñeco volvió en agosto de 2024 con autoridad y movió el mercado de inmediato. Muchos refuerzos no cuajaron y otros ni siquiera debutaron, mientras que varios pedidos del técnico llegaron con precios altos y escaso impacto. Entre ellos, Kevin Castaño, una apuesta de €12.600.000, así como Portillo y Galarza, que costaron más de €4 millones cada uno. Incluso el inicio alentador de Maximiliano Salas no alcanzó para justificar los €8.000.000 invertidos.
En la otra cara, River concretó ventas históricas, como la partida de Franco Mastantuono por 45 millones de euros, además de salidas importantes como la de Pablo Solari. Pero ni ese ingreso millonario pudo equilibrar la frustración deportiva. La dirigencia prepara una depuración profunda: se irán jugadores sin rodaje y otros pasarán a la lista de “transferibles”.
El rendimiento deportivo tampoco acompañó. Desde su vuelta, Gallardo no logró ganar títulos. En la Libertadores 2024 quedó afuera en semifinales; en la Liga Profesional terminó quinto. El 2025 fue aún más adverso: perdió la Supercopa Internacional, quedó afuera del Apertura por penales, fue eliminado en Copa Argentina, no superó la fase de grupos del Mundial de Clubes y ahora cayó ante Racing en el Clausura.
El propio entrenador lo admitió después del golpe en Avellaneda: “Me tomaré unos días para reflexionar”. River, que apostó fuerte y gastó más que nunca, cierra un ciclo reciente lleno de inversión, expectativas y desencanto.