La petrolera prioriza Vaca Muerta y descuida bloques históricos del país.
YPF inició la segunda fase de su Plan Andes, mediante la cual ofrecerá 16 áreas de explotación convencional en cuatro provincias, decisión que genera preocupación sobre el futuro de la producción local. La medida busca concentrar recursos en Vaca Muerta, dejando de lado yacimientos maduros que aún sostienen economías regionales y empleos.
Entre los bloques puestos en venta o cesión se encuentran seis en Salta: Ramos, Acambuco, San Antonio Sur, Sierras de Aguaragüe, Campo Durán Madrejones y Río Pescado.
En Río Negro se ofrece Agua Salada, mientras que Chubut cede Manantiales Behr, un yacimiento histórico con técnicas avanzadas de recuperación.
Mendoza aporta ocho áreas, distribuidas en Chachahuén, Malargüe y Mendoza No Operado, que incluyen Chihuido Sierra Negra, Puesto Hernández y Chachahuén Sur, bloques maduros que aún producen y generan actividad económica local.
La decisión de YPF refleja una estrategia que privilegia ganancias en no convencionales mientras deja en incertidumbre a provincias que dependen de los convencionales. Este movimiento podría afectar la operación, los empleos y la responsabilidad ambiental de los bloques cedidos.
Con este paso, YPF consolida un perfil orientado hacia proyectos de alto rendimiento, pero al mismo tiempo abre un debate sobre su compromiso con las regiones productoras y el equilibrio del sector petrolero.