La central sindical anticipa un mes complejo marcado por la discusión de la reforma laboral y el deterioro de la actividad económica.
La conducción de la CGT afirmó que se aproxima un escenario de “alta conflictividad social y laboral”, impulsado por el avance del proyecto oficial de reforma y por la crítica situación que atraviesan numerosas empresas en todo el país.
Según plantean los dirigentes, la preocupación principal se centra en los artículos que modificarían derechos históricos, como la “limitación del derecho de huelga” en servicios considerados esenciales, la reducción de la “ultraactividad de los convenios colectivos” y la posibilidad de que los acuerdos por empresa prevalezcan sobre los convenios generales.
A esto se suma la caída sostenida del empleo privado formal y un creciente cierre de pequeñas y medianas compañías, fenómeno que los gremios describen como un “golpe directo al corazón productivo”.
En los últimos días se mantuvieron conversaciones informales con funcionarios nacionales, aunque la convocatoria oficial al diálogo aún no se concretó. La CGT trabaja en una propuesta alternativa que buscaría modificar los puntos más cuestionados antes del ingreso formal del proyecto al Congreso.
Mientras tanto, la conducción evalúa un esquema de visitas a fábricas y actividades de presencia sindical para acompañar a sectores que ya se encuentran bajo riesgo.
Si el Gobierno avanza sin cambios, la central no descarta medidas de fuerza antes del cierre del año, lo que podría abrir uno de los fines de diciembre más tensos de los últimos tiempos.