La reunión dejó en evidencia un fuerte malestar interno en el sindicalismo.
En la sede de Sanidad, Sergio Massa pidió a los dirigentes que “tienen que dar el debate” sobre la reforma laboral impulsada por el Gobierno, una frase que generó incomodidad y expuso divisiones dentro de la central obrera. El líder del Frente Renovador advirtió que “la mitad de la población económicamente activa está en la informalidad”, señalando la urgencia de una discusión profunda frente al avance tecnológico y la precarización.
La CGT respondió anunciando que presentará una propuesta propia en el Congreso, con modificaciones laborales y un esquema impositivo alternativo. Sin embargo, la polémica se encendió cuando varios dirigentes pusieron en duda que exista un proyecto concreto del Ejecutivo, y dejaron una frase que marcó el clima de la noche: “Nosotros no sabemos nada”.
El calendario agrega presión: el Gobierno planea presentar la reforma el 9 de diciembre, previo a las sesiones extraordinarias. La tensión crece y la negociación entra en una etapa decisiva.
