Un panorama mixto mantiene en alerta a los mercados y al Gobierno.
La economía argentina transita días de contrastes que combinan expectativas de recuperación con advertencias sobre “bases aún inestables”. Mientras los indicadores de crecimiento proyectan una mejora para los próximos años, distintos sectores productivos y financieros exponen dificultades que podrían condicionar ese escenario.
El Gobierno evalúa una vuelta al mercado internacional de deuda como parte de su estrategia para “normalizar las finanzas” y fortalecer la confianza. Sin embargo, analistas sostienen que la estabilidad depende de “reglas claras y consistentes” que acompañen el plan económico.
El dólar avanza dentro del esquema de bandas cambiarias y el mercado espera definiciones del equipo económico sobre el rumbo del tipo de cambio y la acumulación de reservas. Empresarios consideran que será clave “mantener un sendero previsible” para incentivar inversiones.
El sistema bancario enfrenta uno de sus momentos más delicados con caída del crédito y aumento de la morosidad, un fenómeno que podría extenderse y afectar la actividad real. A esto se suma la debilidad del consumo, que continúa mostrando retrocesos en diversos sectores.
Aunque las proyecciones de crecimiento ofrecen un horizonte alentador, la economía muestra tensiones internas que obligan a un monitoreo constante y a decisiones que apunten a consolidar la estabilidad.
