El borrador reduce la base de cálculo y habilita despidos más flexibles.
El proyecto de reforma laboral desató una fuerte controversia al conocerse que modifica de manera profunda el sistema de indemnizaciones y amplía las condiciones para concretar despidos. Entre los puntos más sensibles, establece que la compensación por cese se calculará solo sobre el salario habitual, dejando fuera premios, adicionales y pagos extraordinarios, lo que, según advierten especialistas, podría traducirse en “indemnizaciones notablemente más bajas que las actuales”.
Otro eje clave es la introducción de un fondo de cese laboral, destinado a reemplazar el esquema tradicional. Este mecanismo, financiado por las empresas, permitiría que el empleador avance con el despido sin afrontar el costo inmediato, mientras el trabajador percibiría lo acumulado en el fondo. Para los críticos, se trata de “un sistema que abarata el despido y reduce la protección del trabajador”, mientras que sus defensores lo ven como una herramienta de previsibilidad.
El borrador también habilita la creación de bancos de horas, flexibiliza jornadas y facilita acuerdos individuales sobre descansos y vacaciones, lo que algunos consideran una modernización necesaria y otros señalan como “una puerta abierta a la precarización”.
Con el debate ya instalado, el Congreso se prepara para recibir una iniciativa que promete convertirse en uno de los temas más tensos de la agenda política y sindical.