“No teníamos permitido el ingreso”, resumieron los periodistas deportados al llegar a Caracas.
El equipo de C5N integrado por Adrián Salonia, Nicolás Munafó y el camarógrafo Fabián Solís vivió momentos de extrema tensión al arribar al aeropuerto de Maiquetía, donde fueron retenidos durante dos horas, interrogados y separados del resto de los pasajeros. Las autoridades identificaron rápidamente su condición de periodistas y los sometieron a un exhaustivo procedimiento migratorio, reteniendo sus pasaportes y registrando toda la documentación.
A pesar de explicar que su trabajo buscaba “mostrar la vida cotidiana de los venezolanos”, los funcionarios les informaron que su ingreso “no estaba admitido”. Sin ofrecer ningún tipo de fundamento, los escoltaron hacia un vuelo que primero los llevó a Bolivia y desde allí debían continuar de regreso a la Argentina.
Los integrantes del equipo describieron el operativo como “un momento de mucha tensión”, marcado por el hermetismo oficial y un trato que consideraron hostil. La situación encendió nuevamente las alarmas sobre las restricciones a la libertad de información en Venezuela y el creciente hostigamiento a periodistas extranjeros.
El episodio profundiza la polémica y suma presión internacional sobre el gobierno de Nicolás Maduro por su política de control hacia la prensa.
