Una estrategia que pone en jaque a Europa, al wokismo y a América Latina, reordenando el mapa de poder global.
La Estrategia de Seguridad Nacional 2025 presentada por la administración Trump llega como un diagnóstico brutal: Occidente se debilitó “por su propio progresismo” y permitió que China avanzara mientras Europa perdía cohesión. El texto afirma que el declive empezó desde adentro, con “universidades que censuran, periodistas que callan y funcionarios que legislan contra su propia historia”, configurando una infiltración cultural que, aunque no nombra a la cultura woke, encaja exactamente en esa lógica. Para Washington, ese desarme interno favorece a las potencias rivales.
Europa aparece como el ejemplo más claro del retroceso: baja natalidad, crisis migratorias y persecución ideológica que debilita su identidad. Para la Casa Blanca, ese escenario genera un vacío estratégico que China y Rusia ya aprovechan.
La mirada sobre América Latina es igual de disruptiva. La región vuelve a ser zona vital de seguridad porque Estados Unidos sostiene que no puede proyectar poder global si su vecindario está capturado por crimen transnacional, penetración china e influencia de regímenes autoritarios. Venezuela se convierte así en el “test de credibilidad” que definirá la década.
El documento reclama fortalecer “el núcleo civilizatorio de Occidente”, basado en identidad, cohesión, confianza y natalidad. La disputa del siglo XXI, advierte, es cultural, moral y demográfica.
En este nuevo marco, la Patagonia ingresa inevitablemente en el radar estratégico. Vaca Muerta como carta energética, el triángulo de uranio y tierras raras clave en la disputa tecnológica con China, y una de las mayores reservas de agua dulce del planeta la convierten en un territorio crítico. Analistas prevén acuerdos, supervisión o presencia indirecta de Washington para evitar que China amplíe su influencia.
Trump propone un realismo sin concesiones: recuperar límites firmes y defender la identidad que construyó a Occidente antes de que la comodidad termine por destruirlo.
