La frustración del público desató disturbios, destrozos y una investigación oficial tras un evento que prometía ser histórico.
La visita de Lionel Messi a India, esperada con enorme entusiasmo por miles de fanáticos, terminó envuelta en un clima de tensión, enojo y graves incidentes dentro de un estadio colmado. Lo que debía ser una celebración deportiva derivó en escenas de caos que obligaron a la intervención de las fuerzas de seguridad y a la apertura de una investigación formal.
La decepción comenzó cuando el público advirtió que la presencia del astro argentino sería breve y limitada. Muchos asistentes, que habían adquirido entradas a valores elevados, sintieron que la experiencia no cumplía con lo prometido y reaccionaron con furia ante la falta de información y organización.
Con el correr de los minutos, el malestar se transformó en descontrol. Se registraron “destrozos en las tribunas, lanzamiento de objetos y daños en la pista del estadio”, además de personas que superaron los cercos de seguridad. La situación obligó a evacuar sectores completos para evitar consecuencias mayores.
Las autoridades locales señalaron que “hubo fallas graves en la planificación del evento y en el manejo de la multitud”, por lo que se inició una investigación para determinar responsabilidades. El principal organizador quedó bajo la lupa y no se descartan sanciones.
Desde el entorno del futbolista evitaron declaraciones extensas, aunque se remarcó que Messi “no tuvo participación en la organización ni control sobre el desarrollo del espectáculo”. El episodio dejó preocupación de cara a los próximos compromisos previstos en el país.
