15 junio, 2025 6:36 pm

EN CRISIS, PROVEEDORA DE ARENA DE VACA MUERTA SOLICITA CONCURSO DE ACREEDORES

La principal firma de suministro de arena para fractura hidráulica atraviesa una profunda crisis financiera y laboral, con fuerte impacto en la cadena energética regional.

La empresa NRG Argentina, considerada la principal proveedora de arena para la actividad de fractura hidráulica en Vaca Muerta, solicitó su concurso preventivo de acreedores ante el Juzgado Nacional en lo Comercial N°30 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La presentación judicial busca reorganizar sus pasivos para garantizar la continuidad operativa y evitar un colapso definitivo en su estructura productiva. La noticia sacude al entramado energético, ya que NRG es un eslabón clave en la provisión del insumo que permite la estimulación hidráulica: la arena silícea que se transporta desde Entre Ríos y que resulta fundamental para abrir las formaciones geológicas donde se alojan el gas y el petróleo no convencional.

En un comunicado interno dirigido a proveedores y socios estratégicos, la empresa reconoció estar atravesando “una situación extremadamente compleja”, producto de “múltiples dificultades externas e internas acumuladas durante más de tres años”. El texto menciona además la necesidad de “preservar la fuente de trabajo para cientos de familias” y “asegurar la continuidad de los contratos con los clientes actuales”, entre los que se encuentran grandes operadoras del sector como YPF, Pan American Energy y Tecpetrol.

Los problemas de NRG no comenzaron ahora. La firma, que llegó a emplear a 800 personas en sus plantas y logística, ha venido reduciendo su plantilla progresivamente. En noviembre de 2024 despidió a 180 trabajadores, y en mayo pasado cesanteó a otros 164 choferes. Las dificultades para cumplir con las indemnizaciones, la acumulación de cheques rechazados (177 según el Banco Central), y una deuda operativa creciente con proveedores y contratistas, aceleraron el deterioro. A ello se suma una causa judicial en curso que investiga por presunto lavado de dinero a los accionistas principales, César Guercio y Damián Strier. La situación cobra mayor sensibilidad debido a que la actual secretaria de Energía de la Nación, María Tettamanti, fue CEO de NRG hasta días antes de asumir en el gabinete de Javier Milei. Si bien no está imputada, su cercanía a la empresa en crisis ha generado controversia política.

El colapso de NRG revela una tensión estructural en el modelo de desarrollo de Vaca Muerta. Mientras gigantes multinacionales como Halliburton y SLB (ex Schlumberger) han instalado plantas propias para procesar arena y controlar toda la cadena de suministro, NRG dependía del transporte terrestre desde Entre Ríos hasta Neuquén, con altos costos logísticos y márgenes ajustados. La competencia desigual, sumada a los vaivenes del tipo de cambio y la inflación, erosionaron la rentabilidad de una compañía que se presentaba como emblema del capital nacional en el corazón energético del país.

Además de la presión de los acreedores y los conflictos laborales, el contexto general no ayuda. El reciente retiro de financiamiento a Aconcagua Energía, otra firma mediana con operaciones en Neuquén, mostró que la vulnerabilidad del ecosistema energético excede casos individuales. Expertos del sector advierten que el modelo de financiarización que sostiene el boom de Vaca Muerta comienza a mostrar fisuras cuando la macroeconomía no acompaña o cuando las empresas carecen de espalda para soportar los ciclos recesivos. En ese sentido, la caída de NRG puede ser vista como un síntoma de agotamiento de una estructura basada en subsidios indirectos, endeudamiento logístico y sobreexpectativas de expansión.

El concurso preventivo, si es aceptado por la justicia, abrirá un proceso en el que la empresa deberá presentar un plan de pagos y reestructuración. El juez ya solicitó información adicional antes de expedirse. Mientras tanto, la empresa afirma que seguirá operando de manera regular, priorizando la atención a clientes, la negociación con proveedores y la protección del empleo, aunque en los hechos, muchos contratos ya fueron rescindidos y parte de la actividad está paralizada.

Analistas consultados por este medio sostienen que el desenlace marcará un punto de inflexión. Si NRG logra ordenar su situación y mantener su rol en la cadena, podría convertirse en un caso testigo de resiliencia empresarial en tiempos de ajuste. Pero si fracasa, su lugar será absorbido por las grandes operadoras integradas verticalmente, lo que consolidaría aún más la extranjerización del sector. La paradoja es que una empresa creada para garantizar soberanía operativa sobre un recurso estratégico como la arena silícea, podría terminar desapareciendo por falta de respaldo institucional, asfixia financiera y concentración del mercado.

El caso NRG obliga a replantear las condiciones reales de desarrollo de Vaca Muerta. Más allá del discurso oficial sobre productividad, competitividad y apertura al capital, el subsuelo argentino no produce por sí solo. Necesita infraestructura, logística, trabajo calificado, y sobre todo, reglas de juego estables. Cuando esas condiciones fallan, no solo quiebran las empresas: se debilita también el proyecto de país que promete crecer a partir de sus recursos naturales.

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