La expresidenta, desde prisión domiciliaria, reprendió al Gobierno libertario en un acto masivo en Plaza de Mayo, acusándolo de “insostenible” y en coincidencia con economistas que advierten una nueva recesión.
En un día soleado, alrededor de 250.000 personas colmaron la Plaza de Mayo en un acto convocado por el Partido Justicialista, que interpretó como “la resistencia kirchnerista”. La convocatoria tuvo lugar tras la detención domiciliaria de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, condenada a seis años de prisión e inhabilitación perpetua en la causa Vialidad.
Desde su departamento en Constitución, CFK envió un mensaje de audio de ocho minutos, convirtiéndose en el único orador del acto. Dijo estar “firme y tranquila” pese a que la Justicia le prohibió salir al balcón, ironizando: “un cachivache todo”. Criticó el modelo económico de Javier Milei, comparándolo con los fracasos del ajuste de Martínez de Hoz en los ’70 y de Cavallo en los ’90. “Se cae como un yogur”, afirmó, subrayando que es “injusto”, “inequitativo” e—sobre todo—“insostenible en términos económicos” .
CFK alertó sobre la presión que ello ejerce sobre los sectores más vulnerables: “¿Cómo se sostiene un modelo donde la gente tiene que tarjetear la comida del día a día y después no puede pagar la tarjeta?”. Acusó al ministro Luis Caputo de “alquilar dólares para simular que tiene reservas”, y lo calificó de “impresentable”.
La crítica que toma vuelo
Esta señal, más que una provocación discursiva, coincide con advertencias recientes de economistas independientes como José Urtubey, quien dijo que el “sistema inmunológico de la producción está destruido” tras 16 meses de gestión Milei. El ex titular del Banco Nación, Carlos Melconian, afirmó con crudeza: “Esto termina mal, ya vimos esta película”.
Plaza de Mayo: más que un acto
La concurrencia mostró algo del músculo político del peronismo en un momento crítico. Estuvieron presentes Máximo Kirchner, Axel Kicillof, Sergio Massa y gremios, aunque la CGT no participó oficialmente. La movilización fue interpretada por el Gobierno como “tiranía de la calle”.
CFK alentó al partido a replantearse desde un Estado “eficiente”, como ya anticipó el 25 de mayo, en un esfuerzo por reinventar el movimiento peronista ante críticas internas .
¿Una grieta que se profundiza?
Argentina vuelve a mostrar una grieta profunda: entre quienes advierten que el modelo libertario fallará sin un Estado que garantice equidad, y quienes celebran su impulso de cambio tras la larga intervención estatal del kirchnerismo. El futuro inmediato aparece signado por la economía: inflación alta, pobreza persistente, falta de reservas y sindicalismo desarticulado, mientras la oposición busca capitalizar el descontento.
CFK cerró su mensaje con una predicción: “Ese modelo tiene vencimiento. No me dejan competir porque saben que pierden.” Una consigna que apunta a mantener viva la esperanza peronista en el plano electoral, pese a su actual proscripción.









