Sindicatos de la sanidad y la patronal sellaron una conciliación: 1,5 % mensual durante mayo, junio y julio, sumado a bonos escalonados de $25 000, $40 000 y $60 000. El conflicto, que afectaba a 300 000 trabajadores, queda por ahora descartado.
En una jornada clave del 25 de junio de 2025, gremios de la salud, liderados por Héctor Daer, y cámaras empresariales del sector privado alcanzaron un acuerdo paritario que pone fin a semanas de protestas en clínicas, sanatorios y laboratorios. Se pactaron aumentos mensuales del 1,5 % para mayo, junio y julio —pagaderos a mes vencido— y un bono extra por único paso que consistirá en $25 000 para mayo, $40 000 para junio y $60 000 para julio.
La negociación, con el auspicio del Ministerio de Capital Humano —presente a través de su directora de Relaciones Laborales, Mara Mentoro—, implicó un esfuerzo por evitar una paritaria demasiado elevada y mantener los salarios ligeramente por encima del límite oficial del 1 % mensual . El convenio beneficia a cerca de 300 000 trabajadores del sector privado de la salud.
Antes del entendimiento, los representantes sindicales planteaban una recomposición salarial superior para ganarle a la inflación —se mencionó un 3,5 %, cifra que luego se desmintió—, mientras que el sector empresario advertía que aumentos más altos repercutirían en las cuotas de las prepagas.
Desde las empresas se valoró especialmente el carácter escalonado del bono, que permite robustecer los ingresos sin elevar excesivamente el costo salarial, y da margen a que cada institución ajuste según su realidad económica.
La firma del acuerdo generó alivio inmediato. En los centros privados se quitaron carteles que reclamaban “salarios dignos” y denunciaban “empresarios miserables”. Ahora, el foco se trasladará a cómo evoluciona el valor de las cuotas, cómo impacta este patrón en otras paritarias y si esta modalidad de bonos escalonados será adoptada por otros convenios.
Una tregua calculada
Este acuerdo representa una tregua medida en un escenario donde la inflación atraviesa niveles persistentes. Al optar por sumas fijas en lugar de altos porcentajes fijos, se logra recomponer el salario sin disparar los índices formales de paritaria. Es, en esencia, una estrategia para contener tensiones, satisfacer urgencias reales y mantener control sobre la pauta salarial.
No obstante, existen incógnitas: ¿cobrarán igual trabajadores de centros más pequeños o menos solventes? ¿Se aplicarán estos bonos sin presiones políticas o como resultado de pugnas? También, qué pasará a partir de agosto, cuando otros sectores reabran sus negociaciones laborales. La historia reciente muestra cómo convenios similares —como el de Camioneros, UOCRA o Comercio— han usado sumas fijas para sortear límites oficiales.
CONTEXTO AMPLIADO: ¿y el Garrahan?
Mientras tanto, en hospitales públicos como el Garrahan, el conflicto sigue entrañando tensión. En esas negociaciones, los residentes fueron ofrecidos un aumento y bono que elevaría sus ingresos a $1 300 000 desde julio, pero lo rechazaron por ser no remunerativo —no formará parte del salario, no paga aportes ni aguinaldo—, lo que motivó nuevas medidas de fuerza y protestas . El Gobierno calificó el reclamo como “paro de pocos privilegiados sindicales”, vinculando el conflicto al uso de registros biométricos.
Este contraste con el acuerdo en el sector privado muestra un abordaje diferente del conflicto laboral en salud. Mientras que en clínicas se dio respuesta rápida con bonos, en la salud pública persisten negociaciones estancadas —parte por limitaciones presupuestarias, parte por tensiones políticas—.
¿Y ahora qué?
Con el conflicto desactivado por ahora en el sector privado, resta saber si los hospitales privados ajustarán sus cuotas; si el modelo de bono escalonado se replicará en otras paritarias; y si el programa de bonos se institucionalizará como nueva norma. Además, será clave monitorear el desarrollo de las negociaciones en el Garrahan y la salud pública en general.
Este acuerdo es una muestra de cómo las herramientas salariales pueden flexibilizarse frente a contextos inflacionarios —pero también de la diferencia en estrategias entre lo público y lo privado.