Mientras la meta de estabilidad avanza, crecen las tensiones políticas y las protestas que ponen a prueba la resistencia del plan económico.
La ambiciosa promesa de Javier Milei de llevar la inflación a 0 % antes de fin de año, tras una histórica desaceleración que la dejó en 1,5 % en mayo, entusiasma a sus seguidores, pero choca con obstáculos evidentes. Sus propios aliados reconocen que la meta llegará “antes de lo previsto”, aunque admiten desafíos clave.
Uno de los desafíos más visibles es la creciente contestación social. En los últimos días, trabajadores, jubilados y universitarios se movilizaron en el centro porteño contra los drásticos recortes en salud, educación, ciencia y salarios, impulsados por el Ministerio de Desregulación del Estado. Las manifestaciones fueron duramente reprimidas, y la protesta universitaria, que exigió una Ley de Financiamiento, volvió a poner la lupa sobre el ajuste en el gasto público.
El segundo obstáculo es institucional. Milei gobierna con minoría en el Congreso –39 de 257 diputados y solo 6 de 72 senadores– y ha recibido fuertes golpes, como el rechazo del Senado a sus candidatos a la Corte Suprema por decreto, que fue considerado inconstitucional . Esto debilita su capacidad para sostener políticas sin respaldo parlamentario o judicial.
En tercer lugar, el impacto social del plan económico complica el escenario. La recesión, con caída en la actividad industrial y cierre de pymes, elevó la pobreza al 52,9 % en el primer semestre de 2024, según datos oficiales . Aunque en 2025 la actividad registró leves brotes de recuperación, persiste la tensión entre estabilidad de precios y deterioro del empleo y los ingresos.
Desde el campo económico, expertos destacan que el desafío principal para alcanzar inflación cero reside en mantener la contención del tipo de cambio. El ministro Luis Caputo informó que la inflación mayorista cayó del 54 % mensual a 1,2 %, una construcción que aún depende de intervenciones cambiarias estrictas . Liberar el cepo sin una transición creíble podría desencadenar una nueva ola inflacionaria.
En el terreno de análisis, el economista Adrián Ravier consideró que la meta de 0 % podría alcanzarse incluso antes de lo previsto, quizá a fin de 2025, con confianza en la trayectoria positiva del IPC.
No obstante, la agenda de ajuste acelera la polarización. Organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch y Amnistía Internacional denunciaron medidas que limitan el derecho a la protesta y expresiones críticas, y acusaron al Gobierno de criminalizar manifestaciones pacíficas. Este terreno supone un riesgo reputacional y político que podría erosionar cualquier logro económico.
Balance: luces y sombras
Ventaja numérica: mayo cerró con inflación de 1,5 %, la menor en dos años, lo que apunta a que el camino hacia cero es viable.
Riesgos sociales: el ajuste fiscal extenso aumenta protestas y recortes en áreas sensibles (salud, educación).
Débil institucionalidad: la minoría en el Congreso y los fracasos judiciales limitan reformas futuras.
Dilema económico: sostener el tipo de cambio mientras se descomprime la inflación sin generar otra crisis.
Presión internacional: el cumplimiento de acuerdos con el FMI y la reacción de la opinión pública global a la represión social son factores críticos.
El título de diario resume la tensión: “Estabilidad con dolor”. En el cortísimo plazo, el programa económico de Milei parece funcionar. Pero lograr 0 % será inútil si se profundiza una crisis social y se derrota en los tribunales y el Congreso. El éxito económico sin sostenibilidad política es ilusión.
La pregunta real no es si se puede lograr inflación cero, sino si esa posibilidad será volátil, frágil y cuestionada desde dentro y fuera del poder.