No es la primera vez. Tampoco será la última.
Desde 2017, Facundo viene enfrentando una batalla que no da tregua: ocho operaciones, diagnósticos difíciles, días buenos y días oscuros. Hoy, otra vez, se prepara para entrar al quirófano. Esta vez, para que le extirpen dos tumores del riñón.
Y lo hace como siempre: de pie, con convicción, con esa fe que no se opera ni se rinde.
Porque hay algo que nunca cambió en él: la esperanza.
Esa que lo llevó a seguir hablando de futuro mientras lo preparaban para la cirugía.
Esa que hoy necesita de todos nosotros.
Facundo pidió una sola cosa: que lo sigamos alentando.
Porque sabe —y sentimos— que cada palabra de aliento es energía.
Que un mensaje llega. Que un abrazo a la distancia se siente.
Que no está solo.
Dejá tu mensaje. Compartí. Acompañá.
La cadena de apoyo mantiene viva la esperanza.