El tipo de cambio informal subió $15 en el arranque de la semana y alcanzó los $1325, mientras el oficial se mantuvo sin cambios. El Gobierno refuerza medidas para absorber pesos y contener la presión cambiaria.
En un mercado marcado por la cautela y las expectativas cruzadas, el dólar blue volvió a moverse este lunes y sumó $15 en la jornada, hasta alcanzar los $1325 para la venta en el circuito informal. El salto, aunque moderado en comparación con otros episodios recientes, reinstaló el debate sobre la sostenibilidad del esquema cambiario en medio de un clima político tenso y una economía aún golpeada por la inercia inflacionaria.
En contraste, el dólar oficial se mantuvo estable en $1300 en el Banco Nación, sin variaciones respecto al cierre del viernes. La diferencia entre ambas cotizaciones vuelve a agrandar la brecha cambiaria, que se acerca otra vez al 2 %, una señal que, si bien no enciende alarmas de corto plazo, obliga al Gobierno a extremar el monitoreo sobre la liquidez y las expectativas de devaluación.
Una semana clave
El movimiento del paralelo llega en el inicio de una semana clave para el equipo económico. Con una fuerte concentración de vencimientos en pesos y el cierre de las operaciones con Letras de Fijación (LEFI), el Gobierno se vio obligado a reforzar la esterilización de pesos para evitar que esa masa monetaria recaliente el dólar. El Banco Central reactivó operaciones de pases pasivos —una herramienta para absorber liquidez—, y el Tesoro convocó a una licitación extraordinaria para colocar nuevos títulos en moneda local.
A la vez, desde agosto, los bancos deberán incrementar los encajes de los depósitos a la vista del 20 % al 30 %, una medida que apunta a reducir aún más el excedente de pesos disponible en la economía. La estrategia, sin embargo, enfrenta un límite: con tasas reales negativas y señales de reactivación aún incipientes, el endurecimiento monetario puede tener efectos contractivos.
Entre la política y el mercado
El clima político tampoco ayuda. A menos de tres meses de las elecciones legislativas, el oficialismo enfrenta crecientes tensiones con los gobernadores, en especial por la distribución de fondos y el financiamiento de programas sociales. La oposición, mientras tanto, insiste en la necesidad de mayor previsibilidad cambiaria y cuestiona la eficacia del cepo y las intervenciones en el mercado de futuros.
En ese frente, el Banco Central volvió a operar fuerte en el Rofex para contener las expectativas: los contratos a futuro para agosto se mantienen en torno a los $1338, y los de diciembre rozan los $1480, lo que sugiere que el mercado descuenta una aceleración del ritmo de devaluación en los próximos meses.
Perspectivas inciertas
El avance del dólar blue, aunque por ahora controlado, refleja el pulso de una economía donde las señales de estabilización conviven con una volatilidad latente. La baja en la inflación —que en junio fue del 1,9 % según el INDEC— no logró todavía traducirse en una confianza sostenida. La incertidumbre sobre el programa financiero, las negociaciones con el FMI y el frente político condicionan el humor inversor.
El equipo económico apuesta a que las últimas medidas logren consolidar un piso de estabilidad en el mercado cambiario. Pero el deslizamiento del dólar informal, sumado al alza en las tasas de corto plazo y el creciente protagonismo del Banco Central como contrapeso del mercado, dibujan un escenario frágil, en el que cualquier chispa podría volver a encender la corrida.