El Ministerio de Salud detectó resultados inusuales en al menos 200 aspirantes que rindieron el examen nacional. Denuncias por venta de la prueba, uso de celulares y diferencias drásticas con otras evaluaciones alimentan la sospecha de un esquema de trampa organizado.
El Ministerio de Salud de la Nación abrió una investigación por posibles irregularidades en el último Examen Único para el ingreso a residencias médicas, que se llevó a cabo el 1.º de julio en 28 sedes del país. La prueba, diseñada para seleccionar a los mejores graduados para los programas de formación médica de hospitales públicos, se encuentra ahora bajo la lupa tras detectarse inconsistencias en los resultados de un grupo significativo de postulantes.
Según pudo confirmar La Nación a través de fuentes oficiales, al menos 200 exámenes presentaron patrones de respuesta altamente sospechosos. La principal señal de alerta surgió de un análisis estadístico: entre quienes obtuvieron puntajes superiores a 90 sobre 100 —algo que históricamente sucede en porcentajes muy bajos— apareció una sobrerrepresentación de postulantes extranjeros, en particular de Ecuador, Colombia y Bolivia. Nueve egresados de la Universidad Técnica de Manabí, en Ecuador, se ubicaron entre los 27 mejores puntajes del país, un dato que resulta estadísticamente anómalo considerando el universo de más de 10.200 aspirantes que participaron del proceso.
La mayoría de estas pruebas, según indicaron las mismas fuentes, fueron tomadas en la sede masiva de Parque Roca, en la Ciudad de Buenos Aires, donde rindieron alrededor de 8.000 personas. Allí, la logística de control —a cargo de personal del Ministerio y agentes externos— habría sido vulnerada en algunos tramos. Existen reportes, por ejemplo, de que algunos postulantes ingresaron teléfonos celulares ocultos, que luego habrían utilizado para acceder a respuestas durante la pausa del examen. También se registraron casos de personas que habrían abandonado el aula para ir al baño, donde presuntamente consultaron dispositivos con ayuda externa.
A las inconsistencias técnicas se suman denuncias formales. Un grupo de estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires envió una carta al decano, Luis Ignacio Brusco, alertando sobre la presunta existencia de un circuito informal de venta del examen, que se habría comercializado antes de la prueba a un valor de entre 2.000 y 3.000 dólares. Según esa misiva, difundida también por redes sociales y reproducida por medios especializados, habría capturas de pantalla en grupos de mensajería en las que se ofrecían las respuestas correctas con anticipación, con foco en postulantes extranjeros.
Otra señal que encendió las alarmas del Ministerio fueron las discrepancias de rendimiento entre pruebas similares realizadas por algunos candidatos en los días previos. En varios casos, postulantes que rindieron exámenes complementarios en instituciones como el Hospital Italiano o el Británico obtuvieron calificaciones notablemente inferiores a las logradas luego en el examen nacional. Uno de los casos más emblemáticos muestra una diferencia de 50 puntos entre ambas evaluaciones, sin que existan razones objetivas que lo expliquen.
El Examen Único Nacional fue concebido como una herramienta para estandarizar el ingreso a las residencias médicas y establecer un criterio de mérito transparente. A lo largo de los años, había logrado un amplio consenso entre universidades, hospitales y profesionales del sistema de salud. Si bien en 2021, durante la pandemia, se aplicó una modalidad virtual que generó algunos inconvenientes logísticos, hasta ahora nunca se habían registrado sospechas concretas de fraude sistemático.
La gravedad de lo detectado en esta edición llevó a las autoridades a evaluar postergar la publicación del ranking definitivo de ingreso, que debía darse a conocer días después del examen. Además, se analiza revisar el reglamento del concurso —incluida la Resolución 2109/2025, que introdujo una instancia optativa— y aplicar medidas extraordinarias para preservar la transparencia del proceso. Desde el Ministerio adelantaron que no descartan dejar sin efecto los puntajes más comprometidos en caso de corroborarse que hubo manipulación o violación de las reglas establecidas.
Consultados por este diario, especialistas en educación médica señalaron que, más allá de la dimensión del caso, el episodio deja en evidencia debilidades estructurales en los sistemas de control. La magnitud del operativo, la falta de sistemas biométricos de identidad y la escasa vigilancia en zonas comunes, como baños, abren flancos que pueden ser aprovechados por quienes buscan acceder a un cargo por vías ilegítimas. A su vez, advierten que si no se actúa con celeridad, se pone en riesgo no sólo la equidad del sistema, sino la calidad de la formación médica y la confianza en las instituciones sanitarias.
Por estas horas, el Ministerio continúa analizando las pruebas más comprometidas una por una. No hay fecha definida para la publicación del orden de mérito definitivo. La decisión de las autoridades sanitarias será clave para restablecer la confianza de los profesionales en el proceso y para garantizar que el acceso a los puestos de formación médica siga rigiéndose por el principio que dio origen al examen unificado: que el mérito, y no la trampa, defina el futuro de la medicina argentina.