Boca Juniors quedó eliminado de la Copa Argentina tras perder 2-1 ante Atlético Tucumán en los 16avos de final. Aunque Edinson Cavani logró marcar en el último suspiro del encuentro, su gol fue insuficiente para evitar una derrota dolorosa que expone el mal momento futbolístico del equipo.
El conjunto dirigido por Diego Martínez tuvo la pelota durante gran parte del encuentro —con un 74% de posesión— pero casi no generó peligro real. Atlético Tucumán, en cambio, fue directo y eficaz: abrió el marcador con Clever Ferreira a los 65 minutos y amplió con Mateo Bajamich a los 75’. La reacción xeneize fue tardía, y aunque Cavani anotó al minuto 97, el gol fue más un consuelo que una esperanza.
El partido de Cavani: luces y sombras
El delantero uruguayo volvió al gol después de 129 días de sequía en Boca. Sin embargo, su actuación estuvo lejos de ser destacada. Falló un mano a mano inexplicable en el primer tiempo, estuvo impreciso y por momentos desconectado del resto del equipo. Solo en el final, con el partido prácticamente perdido, logró anotar tras un rebote.
Tras el encuentro, Cavani fue autocrítico:
“Faltan cosas. Tenemos que mejorar. Hay que agachar la cabeza y seguir laburando”.
El uruguayo venía de una racha negativa, cuestionado por la falta de goles y su poca participación en el circuito ofensivo. Si bien rompió la sequía, el contexto del partido opacó cualquier posible festejo personal.
Un golpe duro para Boca
La eliminación prematura en la Copa Argentina representa mucho más que una derrota. Deja en evidencia un funcionamiento colectivo débil, decisiones erráticas y una preocupante falta de reacción en momentos clave. El equipo no solo perdió un torneo clave para clasificar a copas, sino que dejó una imagen desdibujada frente a un rival que supo cómo golpear en los momentos justos.
¿Qué sigue para Boca y Cavani?
El club deberá hacer una fuerte autocrítica puertas adentro. En cuanto al delantero, si bien cortó una racha negativa, el desafío está en volver a ser el jugador determinante que llegó para marcar la diferencia.
Porque en Boca, los goles no pueden llegar cuando todo ya está perdido.