2 agosto, 2025 12:53 pm

ALARMA EN LA INDUSTRIA SIDERÚRGICA: ACINDAR DETIENE LA PRODUCCIÓN Y SUSPENDE A MÁS DE 500 TRABAJADORES EN SANTA FE

El freno del 85 % de la actividad en la planta de Villa Constitución refleja el deterioro industrial y renueva temores por el aumento del desempleo en una de las zonas más dependientes del acero. La empresa adjudica la medida a la caída de la demanda, la apertura de importaciones y la recesión económica.

La siderúrgica Acindar, parte del grupo ArcelorMittal, anunció la paralización del 85 % de su producción en la planta de Villa Constitución, Santa Fe, y la suspensión de más de 500 trabajadores por una semana, hasta el 4 de agosto. La medida se inscribe en un contexto de fuerte recesión industrial y caída abrupta de la demanda doméstica.

Según fuentes sindicales y empresariales, la decisión responde a una caída del consumo interno, una baja del 12,4 % en la industria y del 19,5 % en la construcción, sectores tradicionales clientes del acero. Además, la apertura de importaciones, especialmente desde China, presiona los precios y retrae la producción local.

En 2024, Acindar operó con el 50 % de su capacidad instalada, generando una producción de 600 mil toneladas, la mitad del volumen obtenido en 2023, cuando alcanzó 1,2 millones de toneladas.

Un esquema pactado con la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) contempla suspensiones por bloques: en esta instancia fueron alcanzados entre 200 y 550 trabajadores, dependiendo de la fuente. Durante la semana, perciben entre el 75 % y el 80 % de sus salarios, sin despidos por el momento y con posibilidad de retiros voluntarios.

Según Pablo González Piparra, secretario general de la UOM en Villa Constitución, “la situación es crítica y sin señales claras de mejora. El esquema de suspensiones viene desde hace más de un año y medio”.

La medida afecta indirectamente al ecosistema de contratistas, proveedores, cooperativas y comercios locales, en una ciudad con fuerte dependencia de la siderurgia. La paralización de trenes de acería —centrales en la producción— representa entre 15.000 y 20.000 toneladas acumuladas de excedente mensual, según declaraciones gremiales.

Representantes opositores atribuyen al gobierno nacional la responsabilidad política del colapso industrial. La diputada Florencia Carignano denunció que “este drama no llega a los titulares porque no conviene al oficialismo” y advirtió sobre riesgos de despidos masivos si no hay una estrategia industrial de fondo.

Acindar no es un caso aislado: en marzo de 2024 ya había suspendido producción en sus cinco plantas durante un mes, culpando a la recesión y a una caída de ventas estimada entre el 35 % y el 50 %. La reactivación no llegó y ahora el plan de contención incluye suspensiones para evitar despidos.

La siderurgia argentina atraviesa una crisis estructural: con una baja prolongada en la construcción y la industria, alta inflación, y apertura comercial sin barreras arancelarias suficientes, muchas plantas redujeron su actividad o cerraron, afectando también a decenas de miles de empleos.

La paralización de Acindar en Santa Fe evidencia la profundidad de una crisis industrial que no da tregua. La medida impacta no solo en los trabajadores sino en toda la economía regional, donde cada suspensión resuena en proveedores y mercados. En ausencia de una política industrial robusta, las suspensiones se repiten, el empleo cae y el futuro se vuelve cada vez más incierto. El desafío para Argentina no es solo reactivar fábricas, sino construir un modelo que sustente la producción y evite la desindustrialización.

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