2 agosto, 2025 10:54 am

EL DÓLAR SE DISPARA Y EL GOBIERNO REFUERZA LA CONTENCIÓN ANTE LA ESCALADA CAMBIARIA

El tipo de cambio oficial aumentó más del 12 % en julio. La menor liquidación del agro, el exceso de pesos y el clima electoral alimentaron la demanda de divisas. Economía interviene en futuros y sube tasas para evitar una corrida.

El dólar oficial cerró julio por encima de los $1.370 en el segmento mayorista, marcando una suba acumulada de más del 12 % en un mes, la más pronunciada desde diciembre de 2023. En un mercado tensionado por múltiples factores, el Gobierno debió desplegar una batería de herramientas para contener una presión cambiaria creciente que, si bien no se trasladó de forma directa a precios, encendió todas las alertas dentro del gabinete económico.

La escalada tiene varias raíces. Por un lado, la liquidación del sector agroexportador, que en la primera mitad del mes había batido récords con más de USD 3.800 millones ingresados, comenzó a desacelerarse con fuerza tras la reversión parcial de los beneficios fiscales. La reducción de la oferta de dólares coincidió con un contexto de alta emisión monetaria: la salida de las Letras Fiscales (LEFI) liberó cerca de 10 billones de pesos, muchos de los cuales fueron a buscar cobertura en moneda dura.

A esto se sumó una aceleración en la demanda de divisas por parte de los inversores, motivada por la cercanía de las elecciones legislativas de octubre y por el cierre de posiciones de fondos especulativos. Ante la perspectiva de mayor volatilidad política y financiera, el dólar volvió a funcionar como refugio. La combinación de factores encendió señales de alarma, sobre todo porque el salto cambiario comenzó a rozar el techo informal de $1.400 que Economía había intentado instalar como límite implícito.

Desde el Gobierno, la respuesta no se hizo esperar. El ministro Luis Caputo coordinó compras spot por USD 1.500 millones en las últimas cinco semanas, y reforzó la venta de contratos de futuros por unos USD 2.700 millones. A la vez, el Banco Central elevó la tasa de cauciones al 35 % anual, mientras el Tesoro ofrecía bonos indexados con rendimientos cercanos al CER +15 %. Todo el operativo buscó frenar la escalada sin abandonar la flotación administrada ni resignar reservas.

En paralelo, la inflación de julio se mantuvo contenida, por debajo del 2 %, gracias a la combinación de apertura de importaciones, retracción del consumo y estabilidad de precios regulados. Sin embargo, los analistas advierten que si la presión sobre el tipo de cambio persiste, el traslado a precios podría reactivarse en agosto o septiembre.

Las proyecciones del mercado no son homogéneas. Mientras el Relevamiento de Expectativas del BCRA sitúa al dólar oficial en $1.207 promedio para diciembre, consultoras privadas como LCG, EcoGo y GMA Capital ya proyectan valores más cercanos a $1.300 o incluso $1.500, dependiendo del resultado electoral y la evolución de las reservas netas.

La estrategia oficial apunta a sostener un sendero cambiario contenido, evitando un nuevo atraso como el que se gestó entre 2021 y 2022. Pero el desafío no es menor: sin un rebote en las exportaciones y con una demanda creciente de cobertura por incertidumbre política, el equilibrio entre flotación, inflación y expectativas sigue en tensión.

En lo inmediato, el equipo económico apuesta a un segundo semestre con mayor orden fiscal y control financiero. El mensaje que baja desde el Palacio de Hacienda es claro: no habrá salto discreto del dólar, pero tampoco tolerancia con presiones desestabilizantes.

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