Molina se lanzó como “candidato de consenso” en Santa Cruz y se comparó con una bendición papal.
En su presentación como candidato en Santa Cruz, Molina no solo se definió como un “candidato de consenso”, sino que dejó una frase que ya genera repercusiones sobre como fue elegido para representar a Fuerza Patria en las elecciones en Santa Cruz: “No fue el dedo de Cristina, creo que fue el dedo de Francisco”.
Lejos de marcar distancia con el kirchnerismo, el mensaje buscó ubicarse un escalón más arriba, casi en un plano espiritual. La alusión al Papa Francisco instaló la idea de que su postulación no se explica por la construcción política tradicional, sino por una supuesta legitimidad superior, “iluminada” desde Roma y del más allá.
Molina intenta así revestir su candidatura de un halo de unidad y trascendencia, aunque su figura no está exenta de polémicas como cuando pidió legalizar las drogas o las denuncias judiciales que todavía pesan sobre él.
En un contexto de fuerte desconfianza hacia la dirigencia, la estrategia de presentarse como un candidato “bendecido” y “de consenso” abre interrogantes de si logrará unificar a un peronismo que se enteró por los diarios quien era su candidato. Cristina y el Papá Francisco pusieron el dedo al primer candidato, la segunda es del dedo de Pablo Grasso y el tercer candidato del dedo de Javier Belloni.
