El líder petrolero señaló que persisten despidos y suspensiones en la industria hidrocarburífera. Denunció un “cuello de botella” en la producción por la falta de infraestructura y criticó la falta de respuestas empresariales, en un contexto marcado por los recortes de Milei a las provincias.
El secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Marcelo Rucci, encendió las alarmas al advertir que los trabajadores podrían retomar el paro en Vaca Muerta si las empresas no cumplen con la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo de la Nación. La medida, vigente desde febrero, buscó frenar los despidos y suspensiones en la industria hidrocarburífera, aunque, según el gremio, solo YPF y Tecpetrol han mostrado avances concretos en las negociaciones.
Rucci explicó que, pese a que el sindicato acató la conciliación suspendiendo la medida de fuerza, la mayoría de las operadoras no retrotrajeron las cesantías ni levantaron las suspensiones, lo que considera un incumplimiento claro. “Estamos evaluando quedar en libertad de acción porque seguimos con el mismo problema”, advirtió, anticipando que el martes habrá una nueva reunión en la cartera laboral para intentar encontrar una salida.
El dirigente reconoció que con YPF y Tecpetrol se lograron avances significativos, incluso con autocrítica de las empresas por la forma en que se gestionaron los traspasos de personal. Sin embargo, remarcó que el resto de la industria no respondió a los llamados al diálogo y que persisten casos de trabajadores cesanteados o que permanecen “en base” durante ocho horas sin tareas asignadas.
Para Rucci, la situación está directamente vinculada a un “cuello de botella” en la producción. Señaló que las obras de los ductos hacia el Atlántico aún no están finalizadas, lo que genera un exceso de stock de petróleo y gas que termina repercutiendo en el empleo. Según explicó, el gremio ya había advertido este escenario y solicitado medidas preventivas para evitar el impacto laboral, pero sus reclamos no fueron escuchados.
“En el mejor momento de la industria no puede ser que nos tiren compañeros a la calle”, subrayó el sindicalista, remarcando que los trabajadores siempre acompañaron el crecimiento de Vaca Muerta y exigiendo que se priorice el empleo frente a la coyuntura.
El gremio cuenta con el apoyo del gobernador neuquino, con quien busca sostener un canal de diálogo para encontrar soluciones que permitan ordenar la actividad sin conflictos. Rucci ratificó que el objetivo es “sentarse en una mesa, dialogar y ordenar” para que el sector continúe en expansión, pero dejó en claro que no aceptarán “avasallamientos ni atropellos” contra los trabajadores.
El conflicto petrolero se enmarca en un clima político atravesado por las políticas de ajuste del presidente Javier Milei. La llamada “motosierra” ya impacta en las provincias, con recortes de transferencias, obras frenadas y un esquema de desregulación que genera tensiones entre la Casa Rosada y los gobiernos patagónicos. Para Rucci, la combinación de un Estado nacional que se desentiende de la planificación energética y empresas que priorizan balances por sobre el empleo amenaza con agravar la crisis.
Lo que está en juego no es solo la continuidad laboral de miles de familias, sino también el futuro de uno de los yacimientos más importantes del país. En ese tablero, los sindicatos reclaman protagonismo en la discusión, las provincias buscan defender su participación en la renta energética y el gobierno nacional apuesta a mantener el rumbo de su programa liberal. La pulseada recién comienza, y Vaca Muerta vuelve a convertirse en escenario de una disputa que excede lo gremial para instalarse en el corazón mismo del modelo económico argentino.