26 agosto, 2025 6:45 am

EL CORAZÓN Y EL HAMBRE DE LOS PUMAS PUSIERON DE RODILLAS A LOS GRANDIOSOS ALL BLACKS

Un triunfo histórico en Vélez: Los Pumas vencieron por primera vez en su historia a los All Blacks en Argentina —una hazaña forjada con entrega, precisión y el apoyo incondicional del público— y se consolidan como protagonistas ascendentes del rugby mundial.

La tarde del 23 de agosto de 2025 quedará grabada en la memoria colectiva del deporte argentino. No fue un partido más, ni siquiera una victoria más en el Rugby Championship: fue la primera vez en la historia que Los Pumas vencieron a los All Blacks en suelo argentino. En el estadio José Amalfitani de Liniers, colmado por más de 32.000 espectadores, se vivió una jornada de emociones desbordantes, cantos que no cesaron en noventa minutos y lágrimas que simbolizaron el fin de una larga espera.

Entre esas lágrimas estuvo la de un hombre de 81 años que, al terminar el encuentro, cruzó el campo para decir lo que miles sentían: “Alguna vez se nos tenía que dar”. Su frase condensó la historia de generaciones enteras que, durante décadas, soñaron con vencer a la camiseta negra, esa que representa el mito más poderoso del rugby mundial.

El encuentro comenzó con los All Blacks imponiendo su jerarquía habitual. En apenas veinte minutos, tries de Billy Proctor y Fletcher Newell los adelantaron 13-6 en el marcador. Los Pumas, sin embargo, no se desmoronaron. Apostaron a su intensidad defensiva, al tackle constante y a un ritmo que fue minando la disciplina del rival. Las tarjetas amarillas que recibieron los neozelandeses antes del descanso fueron el punto de quiebre: Argentina empató, creció en confianza y manejó con inteligencia el territorio y la pelota.

La figura de Santiago Carreras emergió como clave. El cordobés, que ingresó tras la lesión del apertura Tomás Albornoz, convirtió cinco penales con una sangre fría que pareció desconocer la magnitud del rival y el contexto. Con 13 puntos desde el pie, fue el máximo anotador de la jornada. El otro gran protagonista fue Pablo Matera, símbolo de la garra Puma: sus embestidas y tackles fueron determinantes, y de una de sus jugadas nació el try de Gonzalo García que extendió la ventaja.

Los All Blacks reaccionaron, acortaron distancias y estuvieron a punto de dar vuelta la historia. Pero en el momento de mayor presión, una nueva infracción disciplinaria los condenó. Carreras sumó tres puntos más y dejó el resultado final en 29-23. La victoria estaba asegurada. El estadio explotó en una ovación que no fue solo por el triunfo, sino por el fin de una espera de casi cuatro décadas.

En la conferencia de prensa, Felipe Contepomi habló con la serenidad de quien entiende que lo ocurrido trasciende el presente. “Somos un hilo conectivo en la gran historia de los Pumas. Este equipo no necesita compararse con generaciones pasadas: escribe su propio capítulo”, afirmó. Para el entrenador, la clave fue no perder nunca la intensidad, incluso cuando las oportunidades de try no se concretaron en el primer tiempo. “Defendimos con agresividad y eso nos permitió cerrar el partido”, explicó.

Desde el lado neozelandés, la autocrítica fue inevitable. Scott Robertson, el entrenador, admitió que los detalles y la falta de disciplina marcaron la diferencia. “Nos superaron en intensidad y en los scraps. Estuvimos bajo presión constante”, reconoció. El capitán Scott Barrett fue aún más claro: “Con solo el 40% de la pelota y el territorio, era imposible imponernos. Nos superaron, no hay excusas”.

El impacto de esta victoria va más allá del resultado. En términos históricos, Argentina alcanzó una marca inédita: derrotar en casa a todas las potencias del Tier One —Sudáfrica, Australia, Inglaterra, Francia, Irlanda y ahora Nueva Zelanda—, un círculo que se cierra y coloca a Los Pumas en el lugar de las grandes naciones del rugby.

Además, el Rugby Championship queda abierto como nunca antes. Con la victoria argentina y el triunfo de Sudáfrica sobre Australia en Cape Town, los cuatro equipos quedaron con una victoria y una derrota. El certamen, que siempre tuvo un dominador claro, se convierte ahora en un torneo de paridad absoluta. Para Los Pumas, la próxima gira por Australia se presenta como una oportunidad dorada para consolidarse en la cima.

¿Qué significa este triunfo para el rugby argentino? En primer lugar, la consolidación de una identidad que combina disciplina, intensidad y apoyo popular. En segundo, la confirmación del liderazgo de Contepomi, quien supo transformar el legado de generaciones anteriores en una propuesta que no busca revancha, sino construir presente. Y, en tercer lugar, el reconocimiento internacional: Argentina ya no es “la sorpresa” ni “el invitado incómodo”, sino un contendiente legítimo al título.

La repercusión nacional e internacional fue inmediata. Los medios de todo el mundo destacaron la hazaña, mientras las redes sociales se inundaron de mensajes de orgullo, festejos y comparaciones con otras gestas deportivas argentinas. El rugby, históricamente un deporte con nicho limitado en el país, se colocó en la primera plana de la agenda mediática y social.

Al caer la tarde en Liniers, con el estadio ya vacío, quedaban las huellas de un día irrepetible. Papeles celestes y blancos sobre el césped, banderas arrugadas en las tribunas, y la certeza de que algo había cambiado para siempre. No se trató solo de derrotar a los All Blacks, sino de ganarse un lugar en la historia grande del rugby mundial.

Ese hombre de 81 años, como tantos otros, se fue a su casa con el corazón lleno. Esperó toda una vida para ver a los Pumas vencer a los hombres de negro en su propia tierra. El sueño se cumplió. Y desde hoy, cada niño que vista la camiseta celeste y blanca sabrá que los gigantes también pueden caer.

Los Pumas no solo ganaron un partido: ganaron respeto, dejaron una huella y mostraron que el hambre, el corazón y la disciplina pueden doblegar incluso a los mitos más grandes del deporte.

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