19 septiembre, 2025 7:29 am

EL TRABAJO COMO RUMBO INELUDIBLE PARA SANTA CRUZ

El gobernador Claudio Vidal presentó un modelo productivo público-privado en la estancia Alice de El Calafate como símbolo de lo que él define como salida posible ante la profunda crisis regional.

En un momento en que Santa Cruz enfrenta tasas crecientes de desocupación e índices de pobreza que superan la media nacional, el gobierno provincial lanzó un nuevo proyecto agropecuario en la estancia Alice, ubicada a unos 25 kilómetros de El Calafate, para apuntalar la producción local y empezar a revertir algunas de las carencias estructurales. De acuerdo con el mandatario Claudio Vidal, “la única forma de salir adelante es con trabajo y producción”, frase que busca instalar una hoja de ruta, aunque resta ver hasta dónde podrá permear entre los desafíos económicos y sociales que atraviesa la provincia.

El proyecto de la estancia Alice, impulsado por la empresa estatal Santa Cruz Puede, el Consejo Agrario Provincial y un equipo de ingenieros agrónomos, comenzó hace aproximadamente cuatro años, y hoy contempla la producción de granos –trigo y avena– en al menos 120 hectáreas, que hasta ahora se utilizan también para generar alimento para ganado mediante el enrollado del grano. Las autoridades estiman que este modelo podría ser replicado en otras zonas con aptitud agropecuaria de la provincia.

Además de la producción primaria, proyectan instalar plantas de peletizado en distintos puntos de Santa Cruz para industrializar el grano producido, con lo que se pretende aportar valor agregado local. Se espera que la primera cosecha de este emprendimiento agropecuario tenga lugar entre enero y febrero de 2026. Para Vidal, es una señal de que “recuperar la cultura del trabajo” deja de ser un discurso y empieza a transformarse en acciones concretas.

Pero el contexto es exigente. Según el INDEC, la tasa de desocupación en Argentina subió al 7,9 % en el primer trimestre de 2025, el nivel más alto para ese período desde que asumió la actual administración nacional, y con más de 1,5 millones de personas desocupadas, unos cientos de miles más que en trimestres recientes. En la región patagónica, Santa Cruz aparece entre las provincias con las tasas más altas de desempleo, y también con un aumento significativo de pobreza e indigencia en los últimos dos años.

El gobierno provincial sostiene que los proyectos como el de la estancia Alice podrían ayudar a disminuir esas cifras si se multiplican, adaptan a cada geografía, y cuentan con financiamiento, maquinaria, asistencia técnica y logística. Vidal insistió en que no hay “soluciones mágicas”, sino decisiones sostenidas en el tiempo que alternen políticas públicas, inversión privada, cooperación institucional y esfuerzo local.

Así, se busca fomentar el uso del suelo para cultivos, reducir la dependencia de fuentes tradicionales de ingreso como la minería, la pesca o los ingresos del Estado, diversificar la matriz productiva provincial, y brindar nuevas oportunidades de empleo para jóvenes, productores rurales, trabajadores de la agroindustria y proveedores asociados – agroquímicos, transporte, maquinaria, servicios. En la estancia Alice ya participan ingenieros agrónomos, técnicos, maquinaria, el Consejo Agrario Provincial, y la empresa pública Santa Cruz Puede, que aporta capital institucional; también se apunta a una integración más fuerte con los mercados locales de consumo, con la producción de alimentos balanceados para ganado.

Sin embargo, según diversas fuentes técnicas y gremiales, Santa Cruz enfrenta obstáculos estructurales: la dispersión poblacional, los altos costos de transporte y logística, las limitaciones climáticas y de suelo, y la histórica dependencia de subsidios provinciales y nacionales para infraestructura básica. También inciden las fluctuaciones macroeconómicas nacionales, la inflación, la depreciación del peso y las dificultades para asegurar financiamiento estable, lo que afecta la inversión privada. Por ejemplo, la provincia ha perdido población activa en algunos distritos, lo que reduce la masa de trabajadores disponibles, y muchos productores manifiestan que sin asistencia técnica y apoyo climático difícilmente se logre escalar modelos productivos rentables. Datos recientes del informe productivo de la provincia señalan que la productividad laboral está rezagada respecto a otras provincias patagónicas más integradas o con mejor conectividad.

Otro elemento clave es la sostenibilidad social: generar empleo formal, bien remunerado, estable en la temporada, y no solo mano de obra ocasional vinculada a la cosecha o al trabajo rural estacional. La mejora de la infraestructura educativa y sanitaria en zonas rurales, así como la conectividad y el acceso a servicios como energía, agua potable y transporte, son vistas como aspectos indispensables para que los trabajadores se asienten, aumente la calidad de vida y se reduzca la emigración interna hacia los centros urbanos o provinciales costeros. En Santa Cruz, las brechas socioeconómicas entre áreas rurales, estancias alejadas y los grandes centros como Río Gallegos o Caleta Olivia son un freno persistente al desarrollo equitativo.

Frente a ese escenario, la provincia apunta a consolidar alianzas público-privadas que superen lo testimonial. El modelo de estancia Alice es presentado como piloto: si funciona, podría servir de réplica en zonas agrícolas, ganaderas o mixtas. Vidal ha dicho que este es “un claro ejemplo” de lo que se debe hacer, para generar empleo, producción y arraigo. Seguramente los resultados económicos concretos —cuánto se genere de ingreso, cuántos puestos de trabajo estables, cuánto valor agregado— serán los indicadores que terminarán por validar o refutar la eficiencia de la apuesta estatal más privada.

En definitiva, la iniciativa en la estancia Alice marca el cruce entre discurso y realidad para Santa Cruz. Es un esfuerzo notable, con capacidades reales, pero también con altos riesgos, dada la coyuntura nacional adversa, los costes provinciales y los legítimos reclamos sociales. Si la frase de Vidal –“trabajo y producción”– va a transformarse en alivio concreto para miles de santacruceños dependerá de la continuidad política, la cohesión institucional, la inversión sostenida, y de que los proyectos similares puedan escalar más allá del ejemplo aislado, adaptándose a las geografías y realidades tan diversas como las de la Patagonia.

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