El campeón del mundo frotó la lámpara y, con un golazo directo desde el córner, sentenció el 1 a 1 en el Gigante de Arroyito. Su genialidad neutralizó la ventaja inicial de Boca, en un duelo que enfrentó a los amigos Di María y Leandro Paredes.
El regreso de Ángel Di María a la cancha de Rosario Central sigue regalando momentos memorables. En un vibrante clásico frente a Boca Juniors por la octava fecha del Torneo Clausura, el “Fideo” se encargó de poner la cuota de magia para sellar un empate 1 a 1, con una jugada que ya se ha ganado un lugar entre las más destacadas de su carrera: un gol olímpico.
El partido, disputado en el Gigante de Arroyito, tuvo un inicio de alto voltaje. Tras un emotivo recibimiento al actual técnico de Boca, Miguel Ángel Russo, ídolo en el club local, el equipo visitante fue el primero en golpear. A los 20 minutos de la primera etapa, el mediocampista Rodrigo Battaglia se elevó por los aires para conectar de cabeza un centro preciso de Brian Aguirre, dejando sin reacción al arquero Jorge Broun y poniendo el 1 a 0 para el Xeneize.
Sin embargo, la alegría boquense duró poco. Apenas cuatro minutos después, a los 24, Ángel Di María tomó la pelota para ejecutar un tiro de esquina desde el sector derecho. Con una comba perfecta y su habitual precisión, el balón tomó una trayectoria directa hacia el arco de Boca, sorprendiendo al joven arquero Leandro Brey, quien quedó mal parado y vio cómo la pelota se colaba por el segundo palo. El estadio estalló en un grito de gol que no fue solo un empate, sino una verdadera obra de arte.
El duelo también marcó un reencuentro muy especial: la primera vez que los amigos y campeones del mundo en Qatar 2022, Di María y Leandro Paredes, se enfrentaron en el fútbol argentino. Ambos compartieron minutos en la cancha, en un partido que, más allá del resultado, será recordado por la genialidad del “Fideo” que silenció el grito de victoria de Boca y selló un empate que se festejó como un triunfo.