El expresidente busca reposicionarse como articulador estratégico mientras el PRO atraviesa tensiones internas y la relación con los libertarios muestra fisuras.
Mauricio Macri reaparece en la escena política con un papel diferente al que tuvo en las últimas décadas. Lejos de la disputa electoral directa, el exmandatario apunta a consolidarse como un referente de consulta y estrategia, con el objetivo de ordenar a su espacio en medio de la crisis interna del PRO y las turbulencias de la alianza con La Libertad Avanza.
En las últimas semanas, Macri tomó distancia de la exposición pública y dejó el protagonismo a dirigentes de segunda línea. Su rol, aseguran en su entorno, será el de un “articulador” más que el de un candidato. Al mismo tiempo, mantiene contactos con sectores libertarios y con referentes internacionales, buscando reposicionar su figura como puente y factor de equilibrio.
La situación del PRO es delicada. El acuerdo con Javier Milei abrió una grieta interna: dirigentes como María Eugenia Vidal cuestionan la dependencia del oficialismo libertario y promueven la reconstrucción de una identidad propia. Otros sectores, en cambio, avalan la estrategia de acompañamiento y destacan que el partido necesita un proceso de “reestructuración ordenada”, una suerte de “Chapter 11 político”, como lo definieron algunos analistas.
El vínculo con Milei también atraviesa momentos de tensión. El presidente acusó a Macri de pactar con el kirchnerismo para frenar proyectos clave y llegó a sugerir que el expresidente “debe entender que su tiempo ya pasó”. Desde el PRO evitan la confrontación directa, aunque admiten que las diferencias se profundizan.
En paralelo, la Fundación Pensar se relanzó con Vidal al frente, como intento de recuperar la base técnica y programática del macrismo. Esa usina de ideas busca proyectar al PRO más allá de los acuerdos coyunturales con Milei y recuperar centralidad en el debate político.
En este contexto, Macri apuesta a un rol menos visible pero de influencia real. Mientras los libertarios enfrentan divisiones en la provincia de Buenos Aires y el PRO discute su futuro, el expresidente se mueve con cautela, intentando mantener capacidad de decisión en un tablero político en plena reconfiguración.