4 noviembre, 2025 5:31 am

INTERNA AL ROJO VIVO: PRESIONES SOBRE KICILLOF Y FRACTURAS EN EL LIBERTARISMO

Mientras el oficialismo enfrenta acusaciones de campaña sucia contra el gobernador bonaerense, crecen las tensiones en el peronismo y en la alianza libertaria-macrista. Entre sospechas, viejos rencores y disputas de liderazgo, el tablero político se recalienta rumbo a las elecciones.

En el convulsionado escenario político argentino, las tensiones no solo escalan entre oficialismo y oposición, sino que también se filtran en las propias coaliciones y alianzas. A partir de recientes filtraciones y declaraciones cruzadas, se reaviva una disputa interna que, según distintos actores, podría condicionar el rumbo de los gobiernos provinciales y nacionales.

Tanto Javier Milei y Axel Kicillof están en perfiles antagónicos, pero comparten un grado relevante de enfrentamientos internos con quienes aspiran a reforzar su poder territorial. En el PRO bonaerense, la alianza con los libertarios está en ebullición: intendentes que no avalaron el acuerdo, como Soledad Martínez, le imponen condiciones al bloque violeta; otros dirigentes como Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro están en riesgo de fractura. Los mensajes de WhatsApp son contundentes, y algunos reclamaron reuniones cara a cara porque, según uno de los interlocutores, “no los respetan” ya.

Mientras tanto, en el peronismo bonaerense crece el malestar entre Máximo Kirchner y La Cámpora hacia la estrategia de Kicillof de otorgar centralidad al gobernador. Fuentes allegadas al entorno oficial apuntan que si no logran retener o incrementar la cantidad de diputados nacionales de aquí al 7 de septiembre, más que un resultado electoral sería un señalamiento político.

El silencio entre Cristina Fernández y Kicillof pone nerviosos a dirigentes peronistas en territorio bonaerense. El retraso de una conversación oficial refuerza las interpretaciones sobre disidencias profundas en torno a quién lidera la estrategia bonaerense y hacia dónde se quien proyectar el liderazgo del peronismo en 2027.

En paralelo, una confesión pública del periodista y operador Luis Majul ha reavivado especulaciones: en un programa de televisión admitió que desde el gobierno libertario “van a ver de acá a octubre todas las cosas que le encontramos a Kicillof, con una mirada superficial, incluso”. Ese descuido verbal fue interpretado por críticos como un reconocimiento anticipado de una campaña sucia contra el gobernador bonaerense.

Kicillof no tardó en desmentir una de las acusaciones distribuidas, la idea de que se habría creado un impuesto sobre las billeteras virtuales. El mandatario calificó la versión como “una repugnante mentira” lanzada con fines electorales y apuntó directamente al Ministerio de Economía nacional, tildando a Luis Caputo de “caradura”.

Además, otra polémica sacude la provincia de Buenos Aires: 24 efectivos bonaerenses fueron apartados de sus funciones por presunto apoyo a un candidato libertario. El gobernador respaldó la medida, advirtiendo que “hay normas que respetar”, y dejó la investigación en manos de Asuntos Internos y la Justicia.

Este entramado político se da en un contexto de autocrítica pública del gobierno: el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, reconoció que “la economía macro no está llegando a la gente”, e instó a revisar la comunicación del oficialismo tras los últimos resultados electorales.

Esas palabras, combinadas con la interna expuesta entre los socios libertarios-macristas, el enfrentamiento larvado en el peronismo y la estrategia de desgaste sobre Kicillof que algunos atribuyen al oficialismo, generan un clima de alta tensión política. En los próximos días, algunos actores advierten que si alguno de los bandos logra “ordenar su interna y armar un mensaje coherente”, podría inclinar el tablero electoral a su favor.

En definitiva, las fisuras internas —entre antiguos aliados, dentro de los bloques mismo y con miras a futuras elecciones— no solo amenazan la gobernabilidad presente, sino que presagian que la verdadera batalla política podría resolverse en los pasillos internos más que en los discursos públicos.

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