Una imagen atribuida al celular de Scott Bessent encendió especulaciones sobre la preocupación en la Casa Blanca en torno al paquete de asistencia de Estados Unidos a la Argentina. El episodio ocurre en medio de negociaciones por un rescate de 20.000 millones de dólares.
La relación entre Washington y Buenos Aires quedó envuelta en un nuevo episodio de tensión. En las últimas horas comenzó a circular una fotografía que mostraría parte de la pantalla del celular de Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, con mensajes que fueron interpretados como signo de alarma en la Casa Blanca frente al plan de asistencia financiera para el gobierno de Javier Milei.
El material habría surgido en el marco de actividades en la sede de la ONU y rápidamente escaló en medios y redes sociales. Aunque la veracidad de la imagen todavía no fue confirmada de manera oficial, el impacto político y diplomático ya es palpable.
La filtración ocurre mientras Estados Unidos impulsa un paquete de ayuda de 20.000 millones de dólares, que combina distintas herramientas: un swap de divisas, la compra de bonos argentinos y un crédito stand-by gestionado a través del Fondo de Estabilización Cambiaria. El propio Bessent aseguró días atrás que las conversaciones con Argentina estaban en curso, con el objetivo central de reforzar las reservas del Banco Central y estabilizar las expectativas financieras.
La magnitud del acuerdo y las condiciones que lo rodean generan un delicado equilibrio político. Para el gobierno de Milei, se trata de un respaldo decisivo para sostener su programa económico; para Washington, una apuesta estratégica que debe sortear resistencias internas y externas.
En Estados Unidos, el episodio generó hermetismo. Ninguna autoridad confirmó ni desmintió la autenticidad de la foto, mientras que analistas señalaron que la filtración podría ser utilizada como mecanismo de presión en plena negociación.
Desde Buenos Aires, fuentes oficiales relativizaron la situación y subrayaron que el proceso continúa sin alteraciones. “El foco sigue puesto en alcanzar un acuerdo sólido y transparente”, sostienen en el entorno presidencial, evitando dar entidad a la polémica.
El desenlace de esta controversia tendrá consecuencias más allá del terreno político. Una confirmación de la filtración podría afectar la confianza en la mesa de negociación y condicionar los tiempos de un acuerdo clave para las dos partes. En caso contrario, el episodio quedará como una muestra más de la fragilidad del proceso y del peso que tienen las percepciones en la arena financiera y diplomática.