El tipo de cambio mayorista subió más de 21 pesos en la última rueda de septiembre y acumuló en el mes un avance cercano al 2,7 por ciento. En la plaza financiera, los operadores atribuyeron parte del freno intradiario a ventas del Tesoro. Mientras tanto, los bonos en dólares volvieron a caer y el riesgo país superó la barrera de los 1.200 puntos básicos.
El mercado cambiario cerró septiembre con una fuerte presión sobre el peso. El dólar mayorista avanzó 21,57 pesos en la rueda final y se ubicó en 1.379,69 pesos por unidad, lo que significó una suba diaria de 1,59 por ciento. En el mes, la divisa acumuló un incremento de 36,69 pesos, equivalente a un 2,7 por ciento. En el Banco Nación, la cotización minorista terminó a 1.400 pesos para la venta y 1.350 para la compra.
Durante la jornada se detectaron operaciones de oferta que, según los analistas, respondieron a ventas de dólares del Tesoro nacional, con el objetivo de atenuar la suba en el segmento mayorista y de futuros. Pese a esas intervenciones, la tensión cambiaria se mantuvo elevada y la brecha con los tipos financieros volvió a crecer.
El riesgo país trepó hasta superar los 1.200 puntos básicos, de acuerdo con la medición del JP Morgan. La suba refleja el deterioro de los bonos soberanos en dólares, que iniciaron la rueda con caídas y cerraron nuevamente en terreno negativo. En paralelo, las acciones argentinas que cotizan en Nueva York registraron bajas generalizadas, encabezadas por bancos y compañías del sector financiero. En el mercado local, el índice S&P Merval retrocedió alrededor de 1,5 por ciento en pesos y más de 3 por ciento medido en dólares.
La escalada cambiaria se explica por la presión sobre las reservas del Banco Central, que en la segunda quincena de septiembre tuvieron salidas significativas, por la incertidumbre política y fiscal, y por la falta de confianza de los inversores. A estos factores se suman las expectativas de devaluación y la fuga hacia activos más seguros, que alimentan la volatilidad del mercado.
Con el cierre del mes, las miradas se concentran ahora en las próximas licitaciones de deuda del Tesoro y en la capacidad de las autoridades para recuperar la confianza en un contexto de alta fragilidad financiera. El riesgo país en 1.200 puntos y la suba de los dólares dejan planteado un escenario de corto plazo marcado por la incertidumbre y la necesidad de señales claras para contener la tensión.